En noviembre del 2020 leí una noticia que llamó mi atención y me llenó de esperanza como a muchas: un método anticonceptivo masculino, diferente del condón y la vasectomía, estaría a pocos pasos de salir al mercado.
Se trata del Vasalgel, un anticonceptivo no hormonal de acción prolongada que tiene una ventaja significativa sobre la vasectomía: es más probable que sea reversible. Así lo informa Revolution Contraceptives, el proyecto de la fundación estadounidense Parsemus. Esta está desarrollando este método no hormonal. Revolution Contraceptives afirma que “El procedimiento es similar a una vasectomía sin bisturí. Excepto que en lugar de cortar el conducto por el que nadan los espermatozoides, se inyecta un gel en este. Si un hombre desea restaurar el flujo de esperma, ya sea después de meses o años, el polímero se disolvería y se eliminaría”.
La misión social de Revolution Contraceptives, que fue creado en 2013 como parte de Parsemus para el desarrollo de Vasalgel, es «Empoderar a los hombres de todo el mundo para controlar mejor su reproducción con un anticonceptivo confiable, seguro, económico y reversible». Así lo afirman en su página.
El lanzamiento al mercado de este método podría sacudir al mundo. Hay muchas mujeres, entre ellas yo, quienes tenemos la esperanza de que por fin hubiera una alternativa en el mercado para que los hombres se hicieran cargo de la anticoncepción. Desafortunadamente, y debido en parte a una visión patriarcal de la anticoncepción, esta responsabilidad ha recaído de manera histórica sobre nosotras. Una muestra de esto es la cantidad de métodos anticonceptivos que hay para mujeres (más de seis) y los pocos métodos que hay en el mercado para los hombres (dos por ahora).
Según la información que compartieron algunos medios, este anticonceptivo ya había sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés). También, supuestamente iba a estar disponible próximamente en algunos lugares del mundo.
Sin embargo, casi dos años después de la fecha de publicación de la noticia no hay ninguna señal de que el Vasalgel esté a la venta en ningún país. ¿Será que los medios que anunciaron la noticia se equivocaron con la información sobre este anticonceptivo? ¿Qué había pasado con el Vasalgel y por qué se demoraba su lanzamiento? Cansada de estar asumiendo toda la responsabilidad de la anticoncepción, y esperando alguna respuesta, decidí contactar directamente a Revolution Contraceptives. Quería preguntarles qué había pasado con el desarrollo de su método revolucionario.
Después de unas semanas me contactó Ben Carlson, funcionario del área de comunicación de la empresa para darme información sobre el estado actual de desarrollo del Vasalgel.
Varios intentos fallidos
Según Carlson, en este momento Vasalgel solo ha pasado por una fase de ensayos clínicos en animales. Esto significa que aún hacen falta ensayos clínicos en humanos, y por el momento no tienen financiamiento para hacerlos. Luego de dos años tras la noticia, la fundación sigue en la búsqueda de asociarse con alguna organización o compañía que sí tenga los recursos para seguir desarrollando el anticonceptivo.
Sin embargo, el panorama incierto del Vasalgel no termina ahí. Según Carlson, aún teniendo suficiente financiamiento, ‘el lanzamiento del anticonceptivo podría demorarse años, sobre todo si se llegan a presentar inconvenientes al momento de probarlo en humanos’. Por el momento, en este comunicado que encontré adicional a la respuesta de Carlson, la fundación recomienda “Unirse y donar a la iniciativa de anticonceptivos masculinos sin fines de lucro, que rastrea y apoya tanto a Vasalgel como a varios otros proyectos prometedores de investigación de anticonceptivos masculinos”.
Pero entonces, si el desarrollo del Vasalgel apenas va por donde dice Carlson, ¿por qué se anunció en 2020 que ya estaba por salir al mercado? Revolution Contraceptives respondió que se pudo haber distorsionado la información. La organización ha sido transparente con el progreso de este anticonceptivo. La publicación de su avance también la publicaron para saber qué tan receptivos iban a ser los hombres con el lanzamiento de este.
La desinformación también pudo surgir por una confusión con otro anticonceptivo: en la India el Consejo Indio de Investigación Médica (ICMR) está desarrollando un anticonceptivo que funciona a partir de un mecanismo similar (una inyección de gel). Se anunció en 2019 que habían completado un estudio con 303 participantes y una efectividad del 97.3%. Según la noticia, en ese momento estaban esperando la aprobación del Controlador de Drogas y esperaban un lanzamiento en seis meses, en 2020. Sin embargo, ya han pasado casi tres años desde este anuncio y lamentablemente el ICMR no tiene una página oficial donde notifique sus avances como Revolution Contraceptives. Del lado de ICMR no ha habido más noticias al respecto.
El proceso de ambos anticonceptivos deja la misma pregunta ¿Por qué ningún anticonceptivo para hombres sale al mercado como una tercera opción que nos aligere un poco la carga anticonceptiva a las mujeres?
Estos no son ni los primeros, ni los últimos intentos para desarrollar un anticonceptivo para hombres. De hecho, desde los años setenta se han publicado varias noticias parecidas a la que se publicó sobre el Vasalgel, anunciando avances promisorios en el desarrollo de anticonceptivos masculinos. Pero ninguno de los que se anunciaron resultaron saliendo al mercado. Las razones son múltiples: muchos porque producen efectos secundarios. Granos en la piel, trastornos del estado de ánimo y aumento de la libido, efectos considerados como ‘demasiado severos’ e ‘intolerables’ para los hombres. Por tanto, se detuvieron las investigaciones.
Estos efectos secundarios no son muy distintos de los que sufren las mujeres que usan pastillas anticonceptivas. Pero esto no ha sido obstáculo para el desarrollo ni para la comercialización de estas. Si ha habido tantos intentos por fabricar un anticonceptivo para hombres y existe tecnología como la de Revolution Contraceptives, ¿por qué los estudios no avanzan? ¿Por qué las mujeres sí debemos seguirnos cometiendo a efectos secundarios severos?
Según la doctora Natasha Ortiz, ginecóloga colposcopista, las razones por las que los anticonceptivos masculinos no han salido al mercado son varias. En primer lugar, explica ella, mientras una mujer solo libera un óvulo —en casos excepcionales dos— por mes, el hombre produce constantemente cientos de espermatozoides. Esto implica la necesidad de un mecanismo que disminuya la producción cada 72 horas. Este es el tiempo que el cuerpo tarda ese tiempo en producir espermatozoides desarrollados, algo que ha sido muy complicado de lograr. Esto apunta a una realidad biológica: el desarrollo de un anticonceptivo para las mujeres es más fácil y es más complicado para los hombres.
En segundo lugar, la doctora Ortiz afirma que la cultura machista en la que vivimos influye mucho en el rechazo que existe hacia los métodos anticonceptivos para hombres: “Culturalmente se cree que si un hombre toma anticonceptivos esto le quita su hombría, como si esta se basara en poder embarazar a muchas mujeres”, dice la doctora. Esta cultura, que excusa a los hombres y nos impone a las mujeres la responsabilidad de evitar un embarazo no deseado, se ve reflejada en las estadísticas que hay del uso de métodos anticonceptivos.
Además, menciona que mientras a las mujeres se nos educa para que podamos resistir y normalizar el dolor físico (del parto, de la menstruación y en general), con los hombres ha sido al contrario. Así como se les impide ser sensibles y mostrar sus emociones, se les impide que sientan dolor físico, afirma ella. Esta es una de las razones culturales por la cual seguimos con la carga de tener que planificar, teniendo que aguantar los efectos secundarios.
Casi sin opciones disponibles
En este momento solo hay dos métodos anticonceptivos masculinos en el mercado: el condón y la vasectomía. En Colombia, ninguno de los dos es el método más usado en la anticoncepción. La última Encuesta nacional de demografía y salud hecha por el Ministerio de Salud y Profamilia en 2015, muestra cómo planifican las parejas en uniones maritales. En las cifras, podemos ver, por un lado, que la vasectomía es el método que menos se usa para planificar. Mientras, la esterilización femenina es el método más usado de todos.
Ambos métodos son ambulatorios y mínimamente invasivos. Por otro lado, el condón se usa menos que la píldora y la inyección mensual, con un porcentaje de uso de 5,8%. Esta cifra es preocupante no solo por la falta de participación de los hombres en la anticoncepción. También porque el condón es el único método, por ser de barrera, que además nos protege de las enfermedades de transmisión sexual.
La segunda tabla muestra la oferta que hay en el mercado de anticonceptivos, como también que no existen sustitutos en el mercado para seis anticonceptivos femeninos.
Un cambio en el mercado y la cultura
El rechazo cultural que hay hacia los anticonceptivos masculinos influye en el interés que las farmacéuticas tienen en desarrollar estos. En este punto la solución del problema es un punto ciego. Si se llegara a desarrollar un anticonceptivo que logre superar las barreras biológicas que menciona la doctora Ortiz, es difícil decir qué debería pasar primero para que los hombres asuman la responsabilidad de la anticoncepción. ¿El lanzamiento al mercado de los anticonceptivos o el cambio en la cultura? Es un círculo vicioso: la cultura no cambia porque la oferta de anticonceptivos masculinos no es suficiente. Y las farmacéuticas no financian estos porque la cultura no cambia.
Sin embargo, últimamente las cosas han cambiado a nivel cultural. En este artículo de Healthline, el urólogo y co director de la “Personalized Urology & Robotics Clinic at South Lake Hospital in Clermont, Fla”, Jamin Brahmbhatt, afirmó una tendencia al alza: “Con la generación millennial volviéndose muy experta en tecnología y proactiva en lo que respecta a la salud en general, creo que los hombres, incluso sabiendo que su pareja femenina están tomando anticonceptivos, también planificarían solo para estar doblemente seguros”.
Esto se suma a que en los últimos años, varios movimientos impulsados por mujeres han tomado mucha fuerza para destapar y socializar las formas en las que los anticonceptivos hormonales afectan nuestra salud. Por ejemplo, la forma en la que las mujeres responden al estrés bajo estos métodos, problemas con nuestra circulación, formación de quistes, baja en nuestra líbido, entre otras. Tener acceso a esta información ha generado que cada vez más mujeres exijamos a la medicina que nos informen sobre los efectos secundarios. También sobre cómo es el mecanismo mediante el cual actúan los anticonceptivos hormonales —que es suspender la ovulación— y las consecuencias negativas que le trae a nuestro cuerpo no tener ciclos ovulatorios.
Este sector crítico, y creciente, de los anticonceptivos hormonales ha estado acompañado de la búsqueda de opciones para planificar que no sean nocivas para la salud. Una de estas alternativas es el reconocimiento de la fertilidad. Sin embargo, de las alternativas propuestas, todas operan bajo la idea de que la responsabilidad de la anticoncepción recae en la mujer. No implican que la responsabilidad comience a ser compartida y que los hombres la asuman en la práctica.
La posibilidad de que exista un método anticonceptivo para hombres es esperanzadora: no solo podría cambiar la forma como se distribuye la responsabilidad de planificar. También podría disminuir los riesgos para la salud de las mujeres y reducir considerablemente los embarazos no deseados. Puede que la situación parezca la misma de los años setenta, cuando salían noticias como la del Vasalgel sin ningún avance. Sin embargo, la idea de que los hombres deben ser responsables en la anticoncepción está permeando cada vez más la sociedad. Este, quizás, pueda ser el factor de diferencia que logre el cambio en la oferta del mercado y que un proyecto como el Vasalgel salga adelante.
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