Recogimos los momentos y elementos más representativos de esta primera marcha por el aborto libre, feminista y antirracista en Bogotá, una jornada que nos dejó reencuentros, alegrías, debates y reflexiones para las jornadas que vengan. Todas las fotos por Victoria Holguín.
El 28 de septiembre o #28S, el día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, estuvo cargado de novedad en Bogotá. Esta vez se organizó la Primera Marcha por el Aborto Libre, Feminista y Antirracista en la capital. Con un año y medio de pandemia y un estallido social encima, la cita para volvernos a encontrar en las calles era casi que obligatoria.
El traslado de la movilización, su orden, su logística, su cuidado y sus diversas actividades fueron posibles gracias al trabajo colectivo y autogestionado de la articulación Somos un Rostro Colectivo. Por tercer año consecutivo esta juntanza logró llenar las calles y pintarlas de verde esta vez. La marcha, que inició desde las tres de la tarde, tuvo tres estaciones claves: la primera era la estación de la MEMORIA, en la Plaza Simón Bolívar, donde nos encontramos y nos fuimos congregando. Luego estuvo la estación de LIBERTAD, donde abrazamos a la Corte Constitucional con la exigencia colectiva de que eliminen el delito de aborto del Código Penal y una final, la de la DIGNIDAD en la Plaza de la Hoja, donde una tarima nos esperaba llena de artistas para cerrar la jornada.
#28S| Empezamos nuestro cubrimiento de la primera marcha por un aborto feminista y antirracista en Bogotá💚💚 Sigan este hilo para vivir a distancia los mejores momentos de esta movilización ⬇️ pic.twitter.com/EZqT5L1tgW
— Manifiesta Media (@ManifiestaMedia) September 28, 2021
La movilización tuvo momentos para todo: desde la rabia hasta el baile, desde la conmemoración hasta la celebración colectiva. Porque marchar por el acceso al aborto también es celebrar la posibilidad de poder ejercer autonomía sobre nuestros cuerpos, y luchar por todos los casos en donde eso aún no es una posibilidad tangible.
De principio a fin hubo varios momentos y elementos clave que quedaron para el recuerdo de esta primera marcha. Recogimos cinco de ellos que fueron representativos de lo que vivimos anoche, un capítulo nuevo en la historia de los 28S en Bogotá, que ojalá vuelva a repetirse.
La esperanza de las ‘peladas’ que siguen

Las ‘pibas’, les dicen en Argentina. Las ‘morras’, les dicen en México. Y acá muchas hablamos de las ‘peladas’, o las más peladas, quienes se hacen cada vez más visibles en cada movilización que pasa. Son las nuevas generaciones de mujeres jóvenes, algunas incluso menores, quienes van reclamando la batuta al tiempo que se empapan de procesos organizativos previos y proponen nuevas formas de manifestarse en el espacio público. Desde acciones directas hasta bailes y arengas, tenemos mucho que aprender de ellas.
Ayer, sobre todo, se sintió esa emoción vibrante de la juventud feminista, que hoy nos sigue teniendo electrizadas por su energía: esa que se siente en el baile desencajado, en la gritada de arenga, la escarcha en la cara, la selfie con amigas. Sobre todo esa emoción desbordada de un par de ojos que miran una marcha de mujeres por primera vez, y se ven rodeadas de compañeras de una lucha que inician. Muchas tenían ese mismo brillito en su mirada. Uno que transmite, sobre todo, esperanza y futuro.
¡Más mujeres en la primera línea del cubrimiento periodístico!

La exigencia previa de la articulación de mujeres que lideró la movilización este #28S en Bogotá fue clara: solo mujeres periodistas y disidencias podían registrar la marcha. Esto causó un debate activo en las redes sociales con posturas interesantes y posturas violentas. Sin embargo, esta exigencia no es nueva: ya es una petición habitual antes de cada marcha feminista en la ciudad, las cuales últimamente se han enunciado como espacios únicamente para mujeres, personas trans y no binarias.
La petición no debería ser vista como un obstáculo para la libertad de prensa y el derecho a la información. Más bien es una confrontación directa y activa a medios grandes y pequeños que, en pleno 2021, siguen teniendo un plantel enteramente conformado por hombres: reporteros, camarógrafos, videógrafos…todos hombres cis y heterosexuales. Afortunadamente sentimos ya nos venimos alejando de premisas como “Es que no hay mujeres camarógrafas”, o “Es que no se encuentran buenas mujeres fotógrafas”. Las movilizaciones feministas han sido, precisamente, un espacio para demostrar con creces que no solamente abundan sino que están llenas de talento. Y sí, hay hombres que siguen cubriendo estas marchas, pero ahora son minoría y las mujeres lideran este registro.
Es por esto que el cubrimiento periodístico de mujeres y disidencias sexuales y de género tuvo prioridad en la marcha del #28S en Bogotá y la va seguir teniendo. La exigencia va a seguir haciéndose como una forma de decirle a los otros medios: ¡espabilen que el presente de las mujeres es hoy!
Un abrazo colectivo a la Corte Constitucional

Cerca de las cinco de la tarde, la masa activa congregada en la Plaza de Bolívar empezó a moverse lentamente hacia la Corte Constitucional, el destino de la segunda parada, que tenía el nombre de LIBERTAD.
“Vamos a abrazar la Corte Constitucional”, nos explicó una de las organizadoras antes. Este abrazo tenía un objetivo claro: pedirle a la Corte, una vez más y entre todas, que fallen a favor de nuestros derechos ante la demanda interpuesta por el movimiento Causa Justa y tomen la decisión de eliminar el delito de aborto del Código Penal. Así que fuimos para allá no solo a abrazar a la Corte sino a cantar y bailar la canción de ‘Causa Justa’, a revolcar nuestro cuerpo frente a esta entidad y a gritarle a la Policía, al tiempo que exigíamos la eliminación del delito, porque todo eso lo podemos hacer al tiempo.
“Reclamamos nuestro derecho a decidir lo que queremos ser, con quien queremos estar y sobre todo si queremos o no, maternar”, dijo con tono fuerte Ana Cristina González, directora de la organización de La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, en un manifiesto que se leyó en frente de la Corte. Parecen palabras sencillas y fáciles de entender, pero para nuestro pesar son exigencias que ni la justicia, ni el sistema de salud, ni el grueso de la sociedad han incorporado para nosotras. Por eso las seguimos repitiendo, las veces que sean necesarias.
La polémica ‘ambulancia abortera’

“¿Habían visto antes una ambulancia abortera en una marcha?”, preguntó varias veces la artista Natural High, quien tuvo el merecido lugar de maestra de ceremonias de la movilización. Y la respuesta de todas obviamente era que no, que nunca una ambulancia había encabezado una marcha feminista, o no que recordáramos. Del vehículo emanaron toda la jornada perreos, raps y cumbias de mujeres de toda la región que han escrito y cantado canciones con rabia, con alegría, con nostalgia y también con calentura.
Así, como encantadas por una flauta musical que no fue una flauta sino una ambulancia ampliamente criticada hoy en redes, llegamos seguras y contentas a la Plaza de la Hoja. Durante el camino mezclamos pasitos de baile con zancadas firmes para llegar a nuestro destino. El vehículo fue el centro de operaciones del recorrido, donde se mantuvo el orden de la marcha, pero también donde se dieron instrucciones para realizar un aborto seguro con misoprostol, y donde se mencionaron palabras en memoria a nuestras mayoras y ancestras que abortaron antes que nosotras con hierbas y que fueron castigadas con la muerte. No fue solo perreo lo que se movió en la ambulancia, pero la imagen que quedó en las redes hizo parecer lo contrario, y los juicios no se hicieron esperar.
“Las ambulancias no pueden ser _objeto_ de reivindicación. Las emergencias producidas por abortos mal practicados a falta de la legalización, se deben denunciar fuertemente. No es para marchar al lado de una ambulancia. Eso da una idea muy cruel del dolor de la otra”, se leyó en uno de los tuits que criticó la iniciativa de la llamada ambulancia abortera. Y la crítica es válida, tiene cabida, así como los argumentos que defienden este nuevo elemento de la marcha.
El debate sobre esto, la fiesta en días conmemorativos de la lucha feminista y manifiestaciones artísticas como el twerk nos dejan varias preguntas, sobre todo dos, que queremos compartir: la primera es ¿Quién, cuándo y cómo se decide lo que una mujer, varias mujeres, podemos hacer o no en el marco de una manifestación? Y una segunda: ¿Por qué es inválido relacionarnos con las luchas que nos movilizan desde el goce, el placer y la alegría, y por qué estos sentimientos inmediatamente generan la sensación de banalizar o despolitizar una causa? Es decir, ¿Por qué pareciera que solo podemos relacionarnos con nuestras luchas desde el dolor y la rabia, como si esos lugares garantizaran su politización? Quizá más adelante ahondemos en encontrar estas respuestas.
La tarima artística en resistencia

Las mujeres que llevan ya más de dos años articulando las movilizaciones feministas en Bogotá nos tienen acostumbradas a que el cierre de una marcha tiene, sí o sí, su programación artística de lujo. Esta no iba a ser la excepción. Luego de una bienvenida y la lectura de un pronunciamiento político escrito a varias manos, muchxs artistas se tomaron la tarima puesta en la Plaza de la Hoja, pegadita a la Carrera 30.
Esta vez la parrilla estuvo integrada por artistas como Sandinista, Lilo Lara, Natural High, Angel, La Cigarra, Yela Quim y Urqa, que con sonidos entre el rap y el perreo nos hicieron espabilar el frío y el cansancio por un buen par de horas. “Artivistas”, las presentaba la maestra de ceremonias arriba de la tarima: mujeres que han resistido desde el arte, y cuyo canal ha sido principalmente las manifestaciones artísticas. Anoche varias de ellas nos transportaron a ese lugar de lucha y resistencia.
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