Cuatro momentos de Persépolis para entender Irán hoy

La historietista, dibujante y guionista Marjane Satrapi huyó de Irán por primera vez en 1984, cuando era una adolescente. La Revolución Iraní estalló seis años antes, en el 78. Al año siguiente, la población iraní  tumbó a su rey, el Sha Mohammad Reza Pahlaví, cuya familia había gobernado el país desde 1926. Aquel Sha era cercano a Occidente y represivo con quienes se oponían a su régimen: comunistas, liberales y fundamentalistas islámicos. Estos últimos se convirtieron en la fuerza de la revolución al poner en el centro la defensa de la religión y amplificar un discurso anti estadounidense.

En 1979, con el liderazgo del ayatolá Jomeiní, máxima figura de la revolución, el monarca fue derrocado. Esto dio paso a una república islámica, pero el cambio anhelado por la revolución nunca llegó. El Estado teocrático, ultraconservador, declaró enemigos a aquellos que también lucharon para derrocar al Sha. 

Las autoridades empezaron a patrullar las calles de Teherán y otras ciudades para vigilar el uso del velo y demás códigos de apariencia de las mujeres. Hoy esa labor la cumple la policía de la moral, conocida como la Gasht-e Ershad o ‘Patrulla de la Orientación’, responsable de la muerte de Jina, nombrada por el régimen iraní como Mahsa Amini, la joven kurda de 22 años capturada por llevar mal puesto el velo. Históricamente, esta policía ha sido apoyada por la Basij, fuerza paramilitar integrada por voluntaries que también persigue mujeres para hacer cumplir la ley.

A pesar del anuncio reciente del Fiscal General de Irán, Mohamad Yavad Montazeri, sobre desmantelar la policía de la moral, medios de ese país afirman que Occidente malinterpretó sus declaraciones. Amnistía Internacional advierte a la comunidad internacional que “no se deje engañar” sobre un posible desescalamiento de la violencia.

Para 1979, Marjane pertenecía a una élite iraní progresista, intelectual y simpatizante del comunismo. Ella misma era una adolescente contestataria. Los problemas que empezó a tener en el colegio por esa razón, convencieron a sus padres de sacarla de Irán, que además estaba en guerra con Irak. En 1992 retornó brevemente. La guerra había terminado, pero nada era como antes. Marjane empezó a estudiar artes en la universidad y se casó. Pero ante la conciencia de que no era libre, se divorció y viajó a Francia para no regresar.

“Esta vez, Marji, te vas para siempre. Eres una mujer libre. El Irán de hoy no es para ti. ¡Te prohíbo volver!”, le dijo su madre al despedirse. Esta frase cierra su primera y más exitosa novela gráfica: Persépolis, publicada en el 2000. Es considerada una ‘biblia’ del género, pero también una hoja de ruta para comprender los cambios que produjo la revolución iraní, el costo que debieron asumir las mujeres con la instauración del régimen islámico y las dinámicas sociopolíticas que persisten en el país.

“El sistema político sigue siendo en su esencia el mismo que se instauró en el 79, pero la sociedad ha cambiado poco a poco” cuenta Thomas Erdbrink, de The New York Times. Por eso el asesinato de la joven Amini caló tan hondo y ha llevado a lo que parece una nueva insurrección popular, que esta vez rechaza toda forma de opresión y violencia contra las mujeres y que une sobre todo a las más jóvenes alrededor de un sueño realmente democrático, alejado de la figura de un líder supremo como el ayatolá Alí Jamenei, sucesor de Jomeiní.

En esta reseña de Persépolis recorremos cuatro momentos, cuatro capítulos de la obra que son recuerdos de la autora e hitos en la Historia con mayúscula de Irán, para comprender el presente e imaginar los horizontes de esta nueva revolución necesaria que cumple dos meses y ya cobra cientos de víctimas.

El velo (Irán, 1980)

“Hasta 1979 íbamos a un colegio francés y laico, donde estábamos juntos. Los chicos y las chicas en la misma clase. Pero, de repente, en 1980… Nos vimos con el velo puesto y separadas de nuestros amigos”.

Así inicia el relato de Marjane. El velo es uno de los símbolos de la revolución del 79. Jomeiní decía que si no lo usaban, las ‘mujeres estaban desnudas’. Las leyes sobre uso obligatorio del velo imponen que cubra el cabello de mujeres y niñas desde los 7 años. Los castigos por dejarse ver sin velo en la calle o lugares públicos pueden ser la detención, la cárcel, latigazos o multas.

“Incluso cuando una mujer lleva el cabello cubierto con un velo, puede considerarse que no cumple la legislación sobre la indumentaria si, por ejemplo, deja a la vista unos mechones”, explica Amnistía Internacional. Ese fue el caso de Jina, la joven asesinada en septiembre de este año. Más allá de la criminalización, no usar el velo o usarlo de forma incorrecta puede desencadenar violencias machistas en el espacio público, pues los hombres se sienten con el derecho de insultar e incluso golpear a las mujeres por esta razón. Marjane también lo relata en su cómic:

Algunas activistas afirman que las recientes protestas no tienen precedente, ya que “es un movimiento de mujeres antes que nada y los hombres las apoyan en la retaguardia”. Sin embargo, desde que se instauró la república islámica, muchas mujeres han rechazado el uso del velo. Marjane cuenta la anécdota de su madre, que luego de 1980 participó en las protestas contra el uso obligatorio y se enfrentó a mujeres que, por el contrario, lo defendían. Un periodista alemán que cubría las manifestaciones la fotografió: apareció sin velo y con gafas de sol en toda la prensa europea.

Y en 2014, por ejemplo, se viralizaron las selfies de varias mujeres sin velo, publicadas en la página de Facebook ‘La sigilosa libertad de las mujeres iraníes’, creada por la periodista Masih Alinejad.

La dote (mujeres después de la revolución)

“–¿Sabes lo que les hacen a las jovencitas cuando las detienen? (…) Como de acuerdo con la ley, no se puede matar a una virgen…Van y las casan con guardianes de la revolución… Que las desvirgan antes de ejecutarlas”.

El velo fue solo una de las formas de sometimiento de la ley islámica sobre las mujeres. Según el relato de Marjane, no contentos con casar a la fuerza a las jóvenes que se oponían al régimen, para poder violarlas y ejecutarlas, las autoridades enviaban una dote a la familia porque así lo exigía la tradición. Fue el caso de una conocida de Marjane, Nilufar. Sus padres recibieron 500 tomanes luego de su ejecución (el equivalente a cinco euros entonces). 

Si bien esta práctica ha podido quedar atrás, la Guardia Revolucionaria sigue siendo una rama de las Fuerzas Armadas iraníes. Otras prácticas se mantienen con la misma intención: sepultar la autonomía corporal y sexual de las mujeres, hacerles saber que su cuerpo no les pertenece, que es del régimen. En 2006, el caso de Sakineh Mohammadi estremeció al mundo y movilizó a la comunidad internacional. Esta mujer y madre de dos hijos fue acusada de adulterio y condenada a muerte por lapidación. El año pasado se conoció la misma condena contra una pareja que sostenía relaciones sexuales por fuera del matrimonio.

Según Amnistía Internacional, el artículo 104 del código penal iraní establece que para ejecutar la pena por adulterio, “las piedras empleadas no deberán ser ‘tan grandes como para matar a la persona de una o dos pedradas, ni tan pequeñas que no puedan calificarse de piedras’”. La intención es causar una muerte lenta, humillante y dolorosa.

El maquillaje (la estética según Jomeiní)

“(…) Llegué muy maquillada. De repente, ví llegar un coche de los guardianes de la revolución seguido de un autobús. Cuando llevaban autobús era para hacer redadas”.

Marjane se había pintado los labios para encontrarse con su pareja, Reza, que en 1991 se convertiría en su esposo. No solo corrían peligro porque ella estaba maquillada, la policía podía detenerlos por andar juntos sin estar casados. 

El castigo era una multa equivalente al salario completo de un funcionario de la época. O latigazos. Para las parejas homosexuales, cuenta Marjane, era la pena capital, o de muerte. Desde aquella década de los noventa, poco ha cambiado. Irán sigue criminalizando las relaciones entre personas del mismo sexo y promoviendo crímenes de odio. El año pasado se conoció el asesinato de Alireza Fazeli Monfared, un joven gay, no binario, secuestrado y degollado por civiles.

Acerca del maquillaje, en una histórica entrevista con la periodista italiana Oriana Fallaci, luego del triunfo de la revolución, el ayatolá Jomeiní afirmó que “las mujeres que contribuyeron a la revolución vestían ropa modesta” y aquellas “que usan maquillaje y dejan a la vista su cuello, cabello y cuerpo en las calles, no lucharon contra el Sha. No saben ser útiles, ni para la sociedad, ni políticamente”. En otras palabras, son enemigas de la revolución y la república. Hoy en Irán la policía de la moral puede detener a una mujer si usa demasiado maquillaje.

La convocatoria (mujeres y educación)

“Septiembre de 1989. Por fin era estudiante universitaria (…) Desde que llegaban al patio de la universidad, los chicos y las chicas no se mezclaban, pero eso no les impedía lanzarse miraditas. ¡Lógico! Al fin y al cabo, fuera legal o no, eran seres humanos (…) Una vez en el aula magna, nos enteramos del motivo de la convocatoria: la dirección había programado una conferencia con el tema ‘la conducta moral y religiosa’ para mostrarnos el camino recto”.

Marjane estudió en Bellas Artes. Cuenta que entre 1980 y 1983 el gobierno había encarcelado y ejecutado a tantos estudiantes que entre elles no se atrevían a hablar de política. Sin embargo, se juntaban en casas y allí, en el espacio privado, desafiaban la ley. Posaban unos para los otros y se retrataban sin velo, en una apretada libertad doméstica.

Aunque Irán fue uno de los primeros países islámicos donde las mujeres tuvieron derecho a acceder a educación e ir a la universidad, en 2012, con el mandato del presidente Mahmud Ahmadineyad, se les prohibió estudiar 77 cursos distintos relacionados con ingenierías y contabilidad. 

Al respecto, el diario ABC reportó que “No hay una valoración oficial de tales hechos pero por fuentes del Gobierno hacen sugerir que detrás de estas restricciones están la baja tasa de nacimientos y bodas, que los mandatarios relacionan con el aperturismo y el aumento del número de mujeres que acceden a la universidad, que a día de hoy son mayoría sobre los hombres”.

“El Irán de hoy no es para ti. ¡Te prohíbo volver!”. Marjane Satrapi es una reconocida historietista, pintora y cineasta. Vive en Francia y no piensa regresar a Irán.

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