Mujeres con cabello afro, crespo y rizado intentamos vernos ‘mejor peinadas’ o ‘más profesionales’ alisándonos con supuestos tratamientos que varían de método y de precio en el mercado. Lo que desconocemos, o intentamos ignorar, es que los principios activos de productos como el ‘aliser’ o la keratina suelen ser hidróxido de sodio o formaldehído: soda cáustica o formol. ¿Cuáles son sus efectos en nuestra salud?
Ya había pasado migración. El policía que la miraba mientras registraba sus maletas finalmente se le acercó. “Disculpa, necesito que me dejes tocar tu cabello”. Ella le dijo que no. “En ese caso, páseme el pasaporte y el pase de abordar”. Después del cambio de tono, le pidió ir a una oficina para registrarse y desempacar su equipaje de mano. Edna Liliana Valencia Murillo le preguntó por qué, de todas las personas que pasaron migración, solo la registraba a ella. La periodista insistió tanto que el policía trató de explicar que no era algo racial sino estadístico. Que en ese aeropuerto, el Alfonso Bonilla Aragón de Cali, tres de cuatro mujeres con el pelo afro, como el suyo, usaban peluca para transportar droga. Que al pedirle tocarlo, quería verificar si era real o peluca.
Otra hubiera sido la historia si Edna hubiera llevado su pelo alisado, extensiones de pelo liso o una peluca sedosa. Pero desde 2014 esa no es una opción para la primera periodista en América Latina en presentar noticias con su pelo natural en televisión. Edna también es experta en temas afro, activista antirracista, autora del libro ‘El racismo y yo’ y CEO de Africabellos, un centro de identidad y estética con sede en Cali. Hoy, tras muchos tratamientos, dolores y dinero invertido en químicos para alisar su cabello, es consciente de que el pelo afro es muchas cosas: identidad, parte del fenotipo, resistencia, pero también perfilamiento racial y violencia estética.
También sabe que un pelo afro alisado a la fuerza significa muchas otras: quemaduras, dolor, alopecia y miomas en el útero. Estudios recientes confirman que este sería un efecto secundario de los productos alisantes, junto con algunos tipos de cáncer, consecuencia de un canon estético capilar racista que nos siguen imponiendo a las mujeres.
Edna y otros expertos en materia capilar afro nos explicaron los efectos de los productos alisadores de cabello –que van desde las cremas alisadoras conocidas como ‘aliser’ hasta las keratinas vendidas por algunas influenciadoras– en la salud de las mujeres, así como los beneficios de la transición al cabello natural y la lucha antirracista que se teje en ese acto.
Esta es la segunda parte de ‘Belleza que enferma’, nuestro especial sobre procedimientos, tratamientos y sustancias usadas para alcanzar ideales de belleza hegemónica, cuyas consecuencias en nuestra salud física y mental apenas se empiezan a conocer. Este especial busca que cada mujer y persona disidente del género decida informadamente frente a la oferta de la industria estética y cosmética que abunda.
Arrancar cráneos
“Por lo menos a mi hermana ya le pasaban, de vez en cuando, la peinilla caliente. Recuerdo esos dientes de hierro ardiendo al rojo vivo encima del fogón, y a mi mamá con una toalla en la mano para poder sostenerla por el mango (…) Era como si hubiéramos perdido toda conciencia acerca del riesgo que estábamos corriendo, con tal de lograr parecernos en algo al estereotipo de belleza blanca que se nos impuso como único camino hacia la aceptación”. Así comienza el segundo capítulo del libro ‘El racismo y yo’. Edna, su autora, cuenta que en territorios de mayoría afro es común que madres alisen el cabello de sus niñas desde los cinco años.
“En el Chocó, en el Pacífico en general, se usa algo llamado ‘arranca cráneo’. Es soda cáustica comprada en la ferretería, a la cual se le aplica cualquier carbohidrato que sea conductor –papa, zanahoria, arroz– y eso se aplica directamente en el cráneo de las personas”, explica Edna. “La evolución de eso son las cremas alisadoras que se compran en los supermercados o tiendas de cosmética. Son soda cáustica convertida en crema. Arde, quema, destruye el cabello igual”, agrega.
Roberto Álvarez, también conocido como Robe L Ninho, es artista, activista antirracista, cosmetólogo de la Escuela Internacional de Belleza ‘Bella Caribe’ de Cuba y esposo de Edna. Nos cuenta que el principio activo de todos los ‘aliser’ es la soda cáustica. “La mayoría de estos productos están compuestos por una sustancia plástica y una activa. La sustancia activa es la que hace el trabajo, la que da los supuestos resultados. En el caso de los ‘aliser’, son los hidróxidos de potasio o sodio. El hidróxido de sodio es la soda cáustica”. Esta se usa para fabricar jabones, papel, explosivos, y se encuentra en limpiadores de desagües. Es una sustancia corrosiva que puede causar quemaduras graves al entrar en contacto con cualquier tejido, según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Estados Unidos.
Edna empezó a usar aliser a los 12 años. “Recuerdo la primera vez que lo hice. Las quemaduras de segundo grado en cuero cabelludo, con pus. Empezaban a arder, a caerse las costras, salía materia, el pelo se quedaba pegado en el peine. Era quemarse las manos, las orejas, la frente. Era tortuoso”, relata.
Del aliser a la keratina
“En el caso de las keratinas, la sustancia activa es el formaldehído, el formol”, explica Roberto Álvarez. Esta es una sustancia inflamable, usada por lo general como fungicida, germicida, desinfectante, así como conservante de cadáveres, de acuerdo con el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos (NIH).
“¿Dónde se ponen las keratinas, el ‘aliser’? (…) En el cuero cabelludo, ¿verdad?. El cuero cabelludo es piel y la piel tiene capacidad de absorción. Ese formol, esa soda cáustica, van a empezar a ser parte de tu torrente sanguíneo, porque recuerda que el pelo crece por irrigación sanguínea. De tu torrente va a llegar a tu útero”, explica Roberto.
Este cosmetólogo es enfático en que los principios activos de todos estos productos son el hidróxido de sodio o formaldehído, por más de que les cambien el olor, el color, la textura o el precio. “Y las clientes no son las únicas perjudicadas. El día que se haga el estudio de cuántos estilistas enferman y mueren de enfermedades respiratorias por todos estos químicos que inhalan, va a ser aterrador”.
Para que el formol de las keratinas selle, Roberto explica que hay que pasarle una plancha de titanio a 450 grados. “Todo ese humo tóxico… Si no fuera tóxico, ¿por qué deben usar guantes y mascarilla?”. Edna nos recuerda un caso conocido de un estilista que aplicaba keratinas y un día sufrió una crisis de asma. “La crisis tuvo secuelas graves. Esta persona murió de cáncer de pulmón”.
Las keratinas están en furor en Colombia desde hace años por cuenta de varias influenciadoras que han hecho fortunas con ellas. Se suelen publicitar como naturales, a base de aminoácidos, vitaminas, aceites, y como tratamientos para recuperar la fibra capilar dañada mientras prometen un liso perfecto por seis meses. Una de las principales ‘empresarias’ de la keratina en el país, Epa Colombia, publicitó su marca usándola en una niña afrodescendiente. En 2020, a esta influencer se le interpuso una tutela por publicar un video racista en sus redes sociales, en el cual aparece con la cara pintada, haciendo comentarios que estereotipan y ridiculizan a las personas afro. Tuvo que disculparse públicamente por orden de una jueza.
Más allá de tener un emprendimiento que es exitoso gracias a la violencia estética contra el pelo afro, el problema se extiende al producto en sí mismo. Edna aclara que la publicidad engañosa alrededor de las keratinas abunda. “Nos han vendido la idea de que no daña el pelo. Han encontrado mil maneras de disfrazar estos productos. Aquí llega gente que dice que no se alisó, que se hizo la ionización, la repolarización, la cirugía capilar. Pero al final les alisaron el cabello diciéndoles que les iban ‘soltar’ el rizo. Las están engañando, mujeres. Es el mismo principio activo, pero reducido”, asegura.
El propio cuerpo de Edna fue testigo de los efectos que puede generar en nuestra salud ponerse soda cáustica o formol en el cuero cabelludo por años.
Envenenar(se) el útero
“Desde los 12 años me empecé a aplicar estos productos una vez al mes, una vez cada dos meses, sin saber lo que me iba a pasar más adelante. Crecí, hice mi vida. Y ya como a los 33 años, habiendo hecho la transición a mi cabello natural y habiendo dado muchas charlas como esta, fui a una consulta médica y me encontraron nueve miomas en el útero. El más grande era del tamaño de un melón, casi”, relata Edna.
Ese era el más grande. Encontraron medianos y cinco muy pequeños. Le hicieron una miomectomía o extirpación quirúrgica de estos tejidos. Estuvo en riesgo de perder el útero. Después de hacer público su testimonio, muchas mujeres afro le escribieron, contándole experiencias parecidas con finales menos afortunados. “Una me contó que le habían sacado 50 miomas. Otras, que habían perdido el útero. Este tema no es un juego”.
En octubre de 2022, un estudio publicado en el Journal of the National Cancer Institute revolucionó las noticias y encendió las alarmas entre mujeres negras de Estados Unidos. Se titula ‘Uso de alisadores y otros productos de cabello y cáncer uterino incidente’. El estudio se realizó con 33.500 mujeres participantes y revela que existe un índice más alto de cáncer uterino –principalmente cáncer de endometrio– en mujeres que reportaron uso permanente o frecuente de alisadores de pelo en los doce meses previos al estudio, en comparación con las que no los usaron. 60 por ciento de las usuarias se identificaron como mujeres negras.
“Las mujeres que usan estos productos con frecuencia, más de cuatro veces en un año, tienen el doble de probabilidades de padecer cáncer de útero”, dice el medio DW en este análisis de la investigación. «Estimamos que el 1,64 % de las mujeres que nunca han usado un producto para alisar el cabello habrá desarrollado cáncer de útero a los 70 años, para las usuarias frecuentes este riesgo aumenta al 4,05 %», cita el mismo medio.
Además de que las cremas, keratinas y otras sustancias alisadoras contienen carcinógenos, también llevan químicos, como los ftalatos y el bisfenol A, que actúan como disruptores endocrinos. El médico cirujano Diego Valencia Lucumí ha estudiado los efectos de estos productos en la salud de las mujeres. Explica que los disruptores endocrinos son sustancias sintéticas muy parecidas a las hormonas del organismo. «En cierta forma engañan al sistema endocrino y producen efectos indeseados como enfermedades metabólicas, inmunológicas, inflamatorias o cancerígenas», .
La investigación del National Cancer Institute anota que hay estudios previos que relacionan el uso de estos productos con cánceres sensibles a las hormonas, como el de mama y el de ovario. Pero por primera vez se les vincula con el cáncer de útero.
Por otro lado, un estudio publicado en 2013 por el American Journal of Obstetrics and Gynecology, concluye que las mujeres negras tienen entre dos y tres veces más probabilidades de sufrir de miomas uterinos. Estos causan dolor, problemas de fertilidad, hemorragias, entre otros síntomas. Una investigación anterior, publicada en el American Journal of Epidemiology, menciona a los ftalatos contenidos en alisadores como los responsables de la prevalencia de miomatosis en mujeres afro.
«Los miomas no son problemas de ‘raza’ si no que están asociados a muchas causas. Algunas veces son producidos por alteraciones hormonales por disruptores endocrinos que vienen en los alisadores de pelo: bisfenoles, ftalatos, parabenos y otros», aclara Diego Valencia Lucumí.
“Nos mostraron que la belleza era eso que nunca seríamos”
En 2020, las Universidades de Michigan y Duke, concluyeron en un estudio que la discriminación contra mujeres negras en Estados Unidos por llevar su cabello natural –en afro, trenzas, rastas– es un hecho en los lugares de trabajo. “La investigación concluye que (…) son vistas como menos profesionales, menos competentes y que es menos probable que sean referidas en entrevistas de trabajo”, cita este artículo.
De acuerdo con el estudio, los estándares en el mundo profesional están basados en la apariencia física de mujeres blancas con cabello liso. Además de la discriminación, este sesgo afecta la representación de mujeres negras en los lugares de trabajo. De hecho, el artículo retoma estadísticas de desempleo en los Estados Unidos para demostrar que es mayor entre mujeres negras, asiáticas e hispanas.
Pero el derecho a la salud y al trabajo no son los únicos vulnerados por cuenta de la discriminación capilar, término acuñado con las leyes promulgadas en Estados Unidos para combatir esta forma de discriminación. Edna se refiere a, al menos, otros cuatro derechos humanos afectados cuando se obliga a las personas afro, por medio de la presión social, a alisar su cabello: derecho a la identidad, a la educación, a la libertad, y a la recreación.
“Es un tema que no se ha puesto sobre la mesa. Las mujeres afro, muchas veces, huimos de la simple lluvia. No nos metemos al mar ni a la piscina para que no se nos dañe el blower o no se nos dañen las extensiones. No tomamos una ducha en pareja por la misma razón”, dice Edna. “Muchas no hacen ejercicio, no van al gimnasio porque no soportan que se les moje la extensión (…) porque cuando hay sudor, la humedad se acumula, la extensión se daña, y además empieza a oler feo y a picar”, concluye.
Sobre el derecho a la libertad, recuerda su experiencia en el aeropuerto y afirma que no es solo la libertad para decidir cómo verse y afirmar su identidad, sino la física, pues su cabello es una excusa para el perfilamiento racial que ha cobrado víctimas en el país y el mundo.
Palenque estético
Edna y Roberto son los fundadores de Africabellos, un espacio seguro donde no se respiran los humos blancos del formol caliente. Es un centro de identidad. Un ‘palenque estético’, en palabras de Roberto. “Dentro de la cosmetología los parámetros están, mayoritariamente, muy atados a la colonización mental, al racismo. Si piensas en el maquillaje, hace muy poco que encuentras maquillaje con tonalidades para los fototipos VI”, reflexiona Roberto. La escala de fototipos mide la sensibilidad de la piel a la luz ultravioleta. El VI es el último y hace referencia a las pieles más pigmentadas y menos sensibles a la luz. “Yo me he dedicado a ‘afrocentrar’ todos mis conocimientos en cosmetología”.
Lo que ambos tejen en Africabellos es un proceso político, pero desde la estética. “No es solo pelo, es antirracismo. Incluso gente de colectivos afro nos dicen que esto es un tema de moda. Yo les digo: ‘Estás luchando contra los químicos en los ríos del Pacífico, pero te pones soda cáustica en la cabeza. Hay que descolonizar el cuerpo y la mente antes que cualquier otro territorio”.
La experiencia encarnada les ha permitido transformar identidades y autoestima. Tras superar la cirugía en que sacaron nueve miomas de su cuerpo, Edna está convencida de que el séptimo derecho humano que se vulnera con la imposición de un pelo liso, es el derecho a la vida.
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Si deseas iniciar tu transición al cabello natural, te recomendamos ponerte en contacto con estos centros de estética y salones: Africabellos, Pelo Bueno, Rizos Felices
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