*El término sobreviviente en esta investigación se refiere a lo vivido por las mujeres denunciantes de los actos investigados en este artículo. Estos les provocaron muchas dificultades para vivir después de lo sucedido: intentos de suicidio, pérdida de sus trabajos, terapia y medicación psiquiátrica. Por eso nos referiremos a ellas como sobrevivientes durante todo el texto.
Así iniciaba el saludo que recibieron en sus redes cerca de 26 mujeres entre 18 y 29 años. En todos los casos, el remitente era Johnatan Hernández Velasco, conocido como ‘Juano’, ‘Juan’, o ‘Juanozepam’, como se llamó durante una época en su cuenta de Instagram.
Johnatan, de 32 años, es líder, cantante y guitarrista de Electric Mistakes, una banda bogotana de rock alternativo que creó en 2013 con su pareja en ese entonces, Laura P. También es el presunto abusador sexual y psicológico de más de una decena de mujeres, sobre todo ex integrantes de la banda. Para muchas, ese saludo era el primer peldaño de una escalada de alegadas violencias ejercidas por parte de él , muchas veces en denunciada complicidad de Laura P, quien ya no integra la banda. Las presuntas agresiones van desde el acoso hasta el abuso psicológico, abuso laboral y acceso carnal violento.
Cinco mujeres iniciaron una denuncia conjunta en Fiscalía el pasado 20 de diciembre y empezaron un escrache grupal, una denuncia pública digital, el primero de abril a través de ‘No Somos Mistakes’, el perfil que crearon en Instagram y Twitter. La Corte Constitucional ha protegido este tipo de denuncia en sentencias recientes como la T-275 de 2021. En casi todos los casos, Johnatan presuntamente las drogaba previamente para luego violarlas. ‘Acceso carnal violento en persona puesta en incapacidad de resistir’ dice en su denuncia. Según la ley 1236 de 2008, tendría una condena de 12 a 20 años de prisión.
Los relatos de las sobrevivientes son muy dolorosos y se entretejen para exponer una presunta sistematicidad por parte de Johnatan que operó protegido por dos elementos: estar al mando de la banda y su salud mental. Según fuentes, Johnatan ha dicho tener ansiedad, depresión y esquizofrenia que desde 2019 reemplazó con Síndrome de Savant, un síndrome del desarrollo muy poco común.
Conocer a fondo los testimonios agravan aún más el caso. Por ejemplo, denuncian haber recibido Clonazepam sin su consentimiento en alcohol o comidas. La droga psiquiátrica, afirmaba la pareja, era parte del tratamiento de Johnatan, quien según varios relatos la mezclaba muy seguido con alcohol. También, su manera de generar confianza con las sobrevivientes era hablar de salud mental: tanto la de él, para mostrarse vulnerable ante sus presuntas víctimas, como la de ellas, que muchas veces estaban vulnerables y con trastornos de salud mental. Así, denuncian, convenció a muchas de entrar a la banda y mantenerse en ella, accedió a espacios íntimos de sus vidas, a sus casas, las pudo alejar de su red de apoyo y presuntamente las drogó y las accedió carnalmente.
En MANIFIESTA conocimos este caso en octubre del año pasado. Hicimos contacto inicial con Laura Catalina Cubides (Catalina), una de las denunciantes. Escuchamos su historia y la de cinco sobrevivientes más, con las pausas propias de un proceso tan complejo. La denuncia en Fiscalía sigue avanzando y en su perfil No Somos Mistakes ya hay seis denuncias públicas de Natalia Gordillo, Veronika Zurita, Mariana Ordóñez, Laura Catalina Cubides, Camila* (denuncia anónima) y Sara Sofía Peña. Ellas dicen haber recibido 26 testimonios de mujeres que aseguran haber recibido el mismo mensaje de saludo de Johnatan en redes, y haber sido víctimas de acoso y abuso sexual.
Entrevistamos a seis mujeres, incluimos ocho denuncias, contactamos a especialistas y a voces cercanas a la banda que hablaron de aspectos claves para entender la sistematicidad del presunto agresor. También buscamos a las personas denunciadas para incluir su respuesta ante las acusaciones. Realizamos esta reportería con el ritmo propio del proceso de sanación de mujeres que se han visto muy afectadas. Muchas perdieron la confianza en la gente, otras han vivido episodios de depresión, ansiedad e intentos de suicidio. Casi todas rompieron para siempre su relación con la música. Estas son sus historias.
Un trago con Clonazepam
Despertar desubicadas y mareadas en el sofá o cama de la casa de Johnatan y Laura. Tener otra ropa, o estar desnudas, y no recordar cómo llegaron allí. Una memoria apagada que no recopiló lo vivido en las horas previas. Un cuerpo inmóvil que no conecta con las órdenes de un cerebro adormilado. El recuerdo de un coctel, una cerveza, o un pedazo de torta. La imagen de haber compartido antes con la pareja y el resto de Electric Mistakes.
Estas son las sensaciones que comparten la mayoría de denunciantes. Algunas, incluso, cuentan despertar de madrugada y ver y sentir cómo Johnatan las estaba accediendo en estado de total indefensión, sin poder moverse. Casi todas aseguran haberse sentido drogadas luego de consumir bebidas o comidas en la casa de Johnatan y Laura.
Tras varios episodios, algunas empezaron a sospechar que habían sido drogadas con Clonazepam sin su consentimiento. Hubo varias razones: ex integrantes de la banda les advirtieron, o “Johnatan y Laura me expresaron en múltiples ocasiones que Johnatan le echaba Clonazepam al trago en las fiestas”, afirma Camila*. “Me dijeron que (…) a veces él se sentía aburrido en las fiestas y le echaba Clonazepam al trago de la gente para divertirse o para que se fueran de su casa». A Catalina le advirtieron algunas ex integrantes y se dio cuenta a través de su terapeuta. “Cuando él me describió lo que uno sentía con esas mezclas yo até cabos y dije ‘Parce, me drogaron’”.
Esta benzodiacepina, conocida como Rivotril, trata convulsiones y dos trastornos que Johnatan dice tener: ansiedad y depresión. Según las fuentes, era muy abierto con sus diagnósticos, a los que sumaba Síndrome de Savant, neuropatías y esquizofrenia. También exponía su consumo de fármacos al que añadía Tramadol. Casi todas afirman perder la conciencia varias veces y despertar mientras eran abusadas sexualmente o violadas.
Así le pasó a Verónika Zurita, de 23 años, en mayo de 2020. Johnatan insistió para verla. Ella era tecladista de Óliver, otro proyecto musical que él lideraba. “Él sabía que yo estaba sola. Fue en la tarde noche a mi casa, pedimos unas polas y nos sentamos a hablar. Me acuerdo hasta que fui al baño, dejé la pola en la sala y después de eso tengo una laguna”. Pero sí recuerda un sabor dulce en la cerveza.
Su siguiente recuerdo, dice, es estar acostada en su cama mientras Jonathan la accede. Según ella, vuelve a perder la conciencia y despierta al otro día: Johnatan se vestía para irse. Verónika le escribió. No recordaba cómo habían llegado a tener sexo. “No imaginé que había sido una violación porque era mi persona de confianza”. Verónika resalta que Jonathan hacía ver las presuntas violaciones como algo consensuado y romántico.
Las benzodiacepinas son depresoras del sistema nervioso y no se pueden mezclar con otros depresores, como el alcohol. Consumir ambas puede ser mortal. Su mezcla genera náuseas, vómitos, letargo, dolores de cabeza, desmayos, pérdida del conocimiento y la memoria, somnolencia muy fuerte, convulsiones, estado de coma e incluso la muerte.
Jonathan sí le avisó a María Paula Mondragón del Clonazepam en su trago, pero ella no conocía sus efectos. Fue en un viaje de la banda a Medellín, en mayo de 2019. La música de 26 años conoció a Jonathan en enero. Él le propuso ser la bajista de la banda, junto a Laura P. en la batería y Mariana Londoño en la guitarra. Luego entró Lina González en los teclados. María Paula sentía que estaba en un espacio seguro lleno de mujeres.
Al inicio eran muy amigos. “Las conversaciones que tenía con él tenían un tinte sexual, pero yo nunca le di pie”, afirma. Para ella, Johnatan excusaba esto en ser confidentes. También afirma que Laura P. lo excusaba por su síndrome y no tener habilidades sociales: “Debíamos tenerle paciencia, según ella”.
En una fiesta luego del toque en Medellín, Juan le ofreció un güisqui. Le dijo que le había puesto dos gotas de la sustancia. “Le dije al bajista de la otra banda que el trago tenía Clonazepam, que si quería probar”. María Paula pensó que era broma y confió en Jonathan. “Los dos quedamos completamente inconscientes”. Al otro día, María Paula durmió hasta mediodía y amaneció con un pijama que no se puso. Laura P. le dijo que la cambió de ropa borracha. Como eran mis amigos del alma, lo dejé pasar”.
Camila nunca supo si su trago tenía Clonazepam. La música conectó con Jonathan en 2018. Entró a la banda ese año, pero se salió porque no se sentía cómoda con algunas actitudes de la pareja. Volvió a ingresar como bajista en 2019. Desde el primer momento sintió que Jonathan le coqueteaba. Ese año, en octubre, se acercaron porque ambos pasaban un mal momento. Sin embargo, para Camila la intención de él no era solo ser su amigo. “Hablaba mucho de su pene. Que le gustaba mucho el sexo, que había tenido problemas por eso. Cosas que te hacen sentir incómoda”.
El 25 de octubre Jonathan cumplió años. “Me emborraché y no recuerdo en qué momento me quedé dormida. Cuando me desperté, estábamos teniendo relaciones, ya había penetración”. No recuerda nada raro de su trago, pero estaba borracha y no hubo consentimiento. Camila cuenta que la dinámica siguió hasta el 25 de diciembre de 2019 a pesar de sus constantes negativas. Salió de la banda en marzo de 2020.
La primera vez que Gabriela* perdió la memoria fue en la casa de la pareja, en enero de 2021. La música de 27 años era tecladista de Electric Mistakes desde diciembre de 2020. Johnatan la contactó por Facebook en 2019 con el mensaje de siempre. También le dijo que era amigo de Juan Galeano, vocalista de la banda bogotana Diamante Eléctrico. Gabriela trabajó con ellos en 2018 y Juan les había ayudado “En buena onda”, afirma ella.
El artista afirma conocer a la pareja hace ocho o diez años y dice que fue “Una relación profesional de apoyo, casi nunca fue personal”. Según Juan, les regaló instrumentos. “Para mí ellos siempre fueron los underdogs, una pareja de raritos desde siempre. Pero los vi raritos bien, nunca pensé que se fuera a tornar así”. Por eso empezó a ayudarlos.
Eso le dio tranquilidad a Gabriela. Pero ese enero se quedó a ensayar unos días en el apartamento de la pareja y perdió la memoria luego de que Jonathan le ofreciera un güisqui. El seis de febrero volvió a ocurrir. Gabriela puso su casa para una fiesta y “Johnatan se ofreció a hacer cócteles ‘En tu mesa para que todos vean que no les estoy echando nada’”. Gabriela, no sabía qué era el Clonazepam y vio a Verónika y a Catalina inconscientes luego de un coctel. Jonathan le ofreció un poco a Gabriela y la historia se repitió: “Amanecí en mi cama, al lado de Catalina”, con un gran morado en el brazo. Esta vez ella sintió que fue abusada. Catalina recuerda despertar al otro día y ver a Gabriela y a Johnatan en la cama.
“No tengo manera de asegurar que no me agredió sexualmente. Eso me ha afectado mucho, no saber”, afirma ella, quien estuvo más de un día sedada y débil, como cuando tomó antidepresivos a los 16 años. También afirma que ha venido presentando síntomas de síndrome de abstinencia al Clonazepam, una sustancia que puede generar adicción.
Las mujeres aseguran que luego de esa noche, a todas les dio “Una cistitis terrible”.
Catalina, de 25 años, cree que esa noche Jonathan presuntamente la drogó y la agredió sexualmente como castigo. Entró como bajista en Octubre de 2020 luego del mismo mensaje. Iniciando 2021, Catalina lo confrontó por crear mal ambiente en la banda. También por acoso laboral: Johnatan ensayaba de lunes a viernes sólo con ella. “Fue una forma de decirme: ‘Si te vas a poner de rebelde, mira lo que te pasa’”, dice ella sobre esa noche. Ese mes Catalina volvió a perder la conciencia en el cumpleaños de Laura P. En marzo de 2021 salió de la banda. Johnatan presionó para sacarla porque, alegaba, no se sabía los bajos.
Al mes de reemplazar a Catalina, Natalia Gordillo empezó a tener lagunas. Se quedó en el apartamento de la pareja del 28 de abril al 4 de mayo, era Paro y toque de queda. Jonathan le ofreció cerveza y no recuerda más. “Al abrir los ojos veo que me está consintiendo la cara. Me quedo sin voluntad, me siento drogada. El man me besó. No pude reaccionar”.
Iniciando mayo tuvo lagunas, y Natalia cuenta que las presuntas violencias sexuales aumentaron. “Tengo un breve momento de consciencia en el que Jonathan está encima mío, accediéndome sin mi consentimiento y luego otra vez nada”. Natalia cuenta que el tres de mayo Johnatan le dijo “Que yo era la que había dado el primer paso. Sentía una culpa impresionante”. Según ella, del 12 de mayo al 20 de julio tuvo cinco pérdidas de conciencia. “Siempre hubo sexo sin consentimiento y alcohol”, y siempre fue estando con la pareja.
El 27 de junio de 2020 Verónika invitó a varias amigas, entre ellas Sara Sofía Peña, a una fiesta en el apartamento de la pareja. Sara no los conocía: “Nunca surgió un interés de mi parte hacia él, me parecía un sujeto muy raro”, describe Sara en su escrache en el perfil de ‘No Somos Mistakes’. Según ella, Johnatan insistió en que tomaran ginebra, menos a su pareja. “Después de probar ese vaso de ginebra, solo recuerdo estar sentada en el sofá”.
El siguiente recuerdo que tiene Sara es despertar al otro día desnuda en su cama y ver una nota en su mesa de noche, “En la que Johnatan afirmaba que había sucedido un acto que yo nunca había deseado. Recuerdo sentir mucho miedo”. Para Sara fue una presunta violación. Según su relato, Johnatan trató de convencerla por WhatsApp de que ella había dado el primer paso, y le había insistido a él entrar a su casa y tener sexo. “Las personas que me conocen saben que no suelo hacer ese tipo de cosas, menos con un desconocido”.
A Mariana Ordóñez, tecladista y corista entre marzo y junio de 2021, la pérdida de memoria le llegó con una torta de banano que hizo Laura P. para el cumpleaños de Natalia. Así lo cuenta en su escrache. La probó y tomó un trago de la cerveza abierta que le dio Johnatan. “Me sentí desorientada y con la cabeza englobada. Me sentí triste”. Jonathan le dijo que ella se despertó ‘borracha’ a darle besos. También le dijo que Laura creía que habían tenido sexo. Mariana fue hospitalizada por una infección vaginal que también afectó sus riñones.
A finales de agosto de 2021, todas habían salido de la banda. El 11 de septiembre se reunieron para hablar de las presuntas violencias que sufrieron por parte de Jonathan, con la denunciada complicidad de Laura. Se enfrentaron a un relato colectivo con varios puntos de una sistematicidad común. El 20 de diciembre hicieron la denuncia formal conjunta en Fiscalía y están representadas por 2 abogadas de la Secretaría de la Mujer. A través de su Subsecretaría, nos dijeron que no había declaraciones porque el caso seguía abierto.
Buscamos a Johnatan para obtener respuesta frente a las múltiples acusaciones en su contra. “Mi abogado me dijo que tenía que responder esto”, dijo, y nos reenvió por Whatsapp los siguientes mensajes: “Dice que las declaraciones las vamos a dar antes los estrados judiciales para demostrar tu inocencia. Que lo único que le puedes decir es que eres inocente. Y que ante un juez se van a saber las cosas como son en realidad”.
La salud mental no es una excusa para agredir
“Él sabe escoger a sus presas”. Un año después de salir de Electric Mistakes, Catalina afirma ser víctima de un plan. “Las demás y yo tenemos un perfil muy parecido: en ese momento estábamos en situaciones de vulnerabilidad y teníamos cuadros de ansiedad. Al tipo le quedó muy fácil entrar, aunque en un principio lo ignoramos”.
Catalina recibió un nuevo mensaje de Johnatan en un momento duro. “Terminé con mi pareja y el confinamiento me había afectado”. Cuando empezó a ensayar con la banda les contó de su depresión. Confió en ellxs porque hablaron de sus diagnósticos. “Mostraron mucho interés. Me dijeron que les contara si tenía terapia y si tomaba algún medicamento”.
Varias sobrevivientes lo afirman: el saludo de Johnatan en redes sociales venía acompañado de los diagnósticos de salud mental que dice tener: trastornos de depresión y ansiedad, neuropatía (enfermedad del sistema nervioso) y Síndrome de Savant. Si ellas respondían, él indagaba rápido en los de ellas. Una fuente anónima, cercana a la banda, dice que el diagnóstico de Johnatan ha cambiado varias veces por su rotación de psicólogxs en su EPS, y que la pareja empezó a hablar del síndrome a finales de 2019, y esto marca un antes y un después: “Es donde a mí me parece que (Johnatan) tiene un cambio brutal”.
Según nuestra investigación, desde inicios de 2020 Johnatan empezó a contactar por redes a mujeres jóvenes que no fueran expertas tocando un instrumento, pero que tuvieran diagnósticos de salud mental. Al parecer Laura P. se oponía, pero con manipulaciones usuales en su relación, relacionadas con su salud mental y las inseguridades de ella, Johnatan integraba a estas mujeres y las hacía tomar clases dictadas por él en sus casas. Así lo confirman ellas. Estos espacios solían ser escenarios de presuntos abusos sexuales.
“Lo primero que hace es contarte todos sus problemas”, asegura Gabriela. A ella le contó que había salido del hospital porque intentó suicidarse. “Desde el principio se aseguran de decirte eso para que tú te sientas mala persona si dejas de hablarles”. Lo mismo pasó con Natalia. “Jonathan se presentó desde sus enfermedades mentales. Me dijo que tenía Síndrome de Savant, trastorno de depresión mayor, ansiedad, NDPH, que debía tomar muchos medicamentos”. Natalia le contó de su depresión y que vivió abuso de su ex novio.
Johan Hurtado, psicólogo con maestría en neuropsicología, explica que en el Síndrome de Savant “Se ve una habilidad extremadamente buena, por encima del promedio, en alguna actividad”. Johan da de ejemplo músicos con ‘oído absoluto’. En contraste, “Estas personas tienen déficit cognitivo: a pesar de esta habilidad, en el resto de cosas están por debajo del promedio”. Desde 2019 la pareja decía que Johnatan tenía este Síndrome y que era “un genio”, confirma nuestra fuente. “Decía que tenía ese síndrome y por eso ‘no paraba nunca de tener ideas’, que si no se medicaba podía ‘componer toda la noche’”, afirma Natalia.
Para ella, y varias sobrevivientes, el talento musical de Johnatan era promedio o escaso. “No cantaba, no tenía oído y muchos de sus riffs tenían muchas similitudes con otras bandas que a él le gustaban”. Para Camila “Se nota en su forma de cantar, era muy desafinado, de una forma que una persona con buen entendimiento en música no lo es”. Nuestra fuente anónima concuerda con esto.
Las denunciantes también afirman que Johnatan no tiene un déficit cognitivo en ningún aspecto de su vida. “El Síndrome de Savant, según lo que nos han contado algunas personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) que han respondido en redes, se supone que solo se es bueno en una cosa y todo lo demás cuesta mucho”, dice Natalia, quien afirma que Johnatan lleva una vida típica. “Hay que entenderlo (quien tiene Savant), como una persona que tiene muchas dificultades en otras cosas, ¿Tú crees que teniendo síndrome de Down, o muchas dificultades, tiene la capacidad organizar y secuenciar ciertas conductas para hacer cosas que él quiere?”, dice Johan sobre este caso.
Lo anterior, de acuerdo con ellas, abonó el terreno para presuntas agresiones. Por ejemplo, Catalina cuenta que antes del concierto de Radiónica de 2020, en el cual participaron, en un mensaje de WhatsApp, Johnatan “Mencionó que tenía un pene muy grande, que lastimaba a las señoritas y eso le había traído muchos problemas”. Catalina se incomodó, pero no dijo nada porque le habían dicho que él era autista por tener Síndrome de Savant. “Pensé que no entendía que no debía hablar de esas cosas”. De acuerdo con Catalina, Laura justificó la actitud de Johnatan en sus diagnósticos. Johan aclara que “No necesariamente una persona con Savant tiene autismo”.
Johnatan también amenazó varias veces con quitarse la vida. Registramos al menos tres intentos de suicidio. “Yo pensaba todo el tiempo que me iban a llamar a decir que Juan se había suicidado”, afirma Juan Galeano, quien conocía sus intentos previos. Antes del escrache, Johnatan le escribió. “No quiero estar más en este mundo, estoy como hace un año cuando me quería suicidar”, le dijo. Johnatan también lo intentó mientras grababan el álbum Lola, realizado con fondos de un estímulo distrital, con el productor e integrante de la banda Árbol de Ojos, Camilo Rengifo. “No sé si ellos lo hicieron para hacer show, porque todo era en torno de eso”, afirma. “Subía historias en la clínica, eso era muy raro”. Camilo cuenta que luego de esto, Johnatan volvió al estudio como si nada hubiera pasado.
Esa vez, Johnatan intentó acabar con su vida el mismo día que Natalia Gordillo lo intentó. Tras estar encerrada 15 días en la casa de la pareja con covid, y ser presuntamente accedida sin consentimiento por Johnatan múltiples veces, Laura la echó. Natalia tuvo un ataque de ansiedad que derivó en un intento de suicidio. Ese día Laura le escribió para decirle “Que Juano se había suicidado, que estaba muerto, sabiendo que yo también había intentado suicidarme (…). Luego me llama a decirme que está bien, que lo revivieron”.
En el Instagram de Electric Mistakes se encuentra un video del 25 de julio de 2021, antes de lanzar su álbum Lola, donde Johnatan habla de un intento de suicidio que tuvo esos días. “Por poco perdemos a Juan para siempre y nos quedamos sólo con su música. Este viernes llega un disco desgarrador que podría retratar lo que acabamos de vivir, recuerden que el amor que le den al disco es amor que le llega a la banda y sobre todo, a su compositor”.
“Yo no veía tan clara la intención de publicar que tuvo un intento de suicidio”, concuerda Santiago Marín, mánager de la banda de 2015 a 2016. “No está generando empatía, ni una reflexión, sino es como ‘ténganme lastima’, y lo voy a seguir haciendo, un mensaje muy equivocado”. Para Santiago, la banda estaba sacando provecho de la situación.
Víctima y cómplice
*Laura P. fue nombrada como la pareja sentimental de Johnatan Hernández en varias de las denuncias a la Fiscalía y las versiones conocidas en esta investigación. Su mención no es arbitraria, en cambio es indispensable para entender las acusaciones en contra de Johnatan Hernández y ella misma.
En la época que los representó, para Santiago “Era muy evidente que Jonathan era el director de la relación”. Desde ese entonces, pudo reconocer una relación abusiva. “En la banda estaba tácito que sí Laura se salía de la banda, él se podría suicidar”.
Tanto él, como la fuente anónima, aseguran que Laura no toca la batería por gusto, sino por obligación. “Ella me decía ‘Si no soy yo en la banda, él dice que no puede con ninguna otra baterista, entonces yo no me salgo de la banda’”, afirma Santiago. Varias fuentes confirman que Johnatan manipulaba a Laura a través de los celos y varias presuntas violencias sexuales y psicológicas que relatamos han provocado intermitencias en su relación.
Asimismo, varias fuentes afirman que Laura cumplía un rol de cuidadora, aparte de ser novia de Johnatan y ex baterista de la banda de la que se salió desde el 2 de abril. “Laura se comportaba como la mamá de Johnatan”, afirma Natalia. Cuenta que cuando él iba a su casa, le enviaba domicilios. “Me llamaba para decirme que estuviera pendiente de sus medicamentos, que me asegurara de su alimentación. Me pedía que lo cuidara”.
“Es la que corre con los gastos del apartamento que comparten”, afirma Verónika. “También cocina y es la cuidadora de él. Él nunca paga nada”. Gabriela recuerda que Laura lo acompañaba a todas las citas médicas, sobre todo a las de salud mental. “Estaba pendiente de lo que el médico le decía a Johnatan, de las fórmulas médicas, de los tratamientos”. Así lo confirma nuestra fuente anónima, quien asegura que Laura incluso pagó las cuentas del apartamento de Johnatan cuando aún no vivían juntes.
Las sobrevivientes afirman que Laura fue clave para normalizar las conductas de Johnatan. Según ellas, les hablaba todos los días y les pedía que agregaran a Johnatan a WhatsApp. “Laura me dijo que él tenía síndrome de abandono y se sentía mal si la gente no le contestaba”, cuenta Natalia, quien afirma que Laura buscaba obtener información de las ex integrantes. A Catalina le cuestionaba su tratamiento para la ansiedad. “Decía que si me sentía mal le dijera a Johnatan, que él conocía a casi todos los psiquiatras de Bogotá”.
Todas aseguran que Laura P. es presunta cómplice de los abusos: por saber de ellos, por no alertarlas, y por justificar las presuntas agresiones de Johnatan. El papel de ella en este caso genera una pregunta ¿En qué punto pasa de ser víctima a ser posible cómplice e incluso victimaria de las presuntas violencias contra las ex integrantes de Electric Mistakes?
Para María Elisa Dávila, psicóloga social y clínica, es clave tener en cuenta el ciclo de violencias en el caso. Ella lo compara con casos donde niñas denuncian abuso sexual de un familiar y padres o familiares no les creen porque implica una ruptura familiar. “Puede que el victimario sea quien le dé sustento económico o emocional. Esto hace que el ciclo sea muy difícil de romper. Implica salir de un lugar y no tienes otro lugar seguro en el cual refugiarte”.
Juliana Machado, psicoterapeuta feminista, complementa la lectura de María Elisa. Para ella, Laura puede ser víctima y victimaria. “Legal y políticamente, la categoría víctima tiene que ver con un daño que se ejerce sobre la persona que no ha sido saldado o reparado. La categoría de victimaria con el daño que ejercemos sobre otras personas”, explica.
Para ella los testimonios públicos de las sobrevivientes “Señalan que Laura sabía o sospechaba algunas de las cosas que estaban ocurriendo, pero no hay mucha información sobre su rol”. Para Juliana, si se acogen por completo las sospechas de las sobrevivientes, Laura sería cómplice de los hechos violentos que se le acusan a Johnatan Hernández.
“En el esfuerzo por señalar la manera en la que funciona la violencia patriarcal, hemos hecho una esencialización de los patrones y de las víctimas desde la psiquis. Sabemos que la mayoría de violencias basadas en género son contra las mujeres y creemos entonces que las mujeres sólo somos víctimas de este hecho”, asegura.
Ante las acusaciones de su presunta complicidad, contactamos a Laura. Su respuesta fue: “No daré declaraciones ya que este caso aún se encuentra en investigación y las declaraciones se deben dar ante las autoridades competentes cuando estas las soliciten”.
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“Yo quería hacer música y pasó esto”. Gabriela ya no confía en los hombres, perdió su trabajo y tuvo que volver al psiquiatra luego de lo que vivió. Natalia también afirma que todavía está enterándose de “Cosas que pasaron en esos tres meses que no tenía ni idea”. Ella también trabajó como diseñadora de la banda, y afirma que el total de su labor estando con Electric Mistakes cuesta 28 millones de pesos, eso sumando las terapias que ha tenido que pagar para recuperar su salud mental, una cifra que no ha sido saldada.
Verónika cuenta que les han hecho tres cambios de fiscales en el proceso, algo que no les notificaron y que ha ralentizado el proceso según ella, y que las cinco denunciantes ya dieron su ampliación de testimonio. “Tuve que ampliar mi testimonio este año durante cinco horas frente a un subintendente y ocho hombres más”, confirma Natalia. La sensación generalizada de las sobrevivientes con las que hablamos es de miedo, angustia y rabia, pues no se ha hecho justicia en sus casos.
Ahondamos en el escrache contra la banda Electric Mistakes hasta el fondo, porque estamos convencidas de que esto es lo que debe hacer el periodismo feminista con los escraches, para que no se queden en publicaciones virales de redes sociales. Esperamos haber aportado una visión más profunda y global sobre este caso, y exigimos que sus casos sean debidamente investigados.
*Los nombres señalados con * fueron cambiados por petición de las fuentes.
*Manifiesta es un medio de comunicación que en ejercicio del derecho de libertad de expresión ejerce con sus periodistas el derecho de libertad de información de manera responsable. Por ello en esta investigación se cumplen los deberes periodísticos establecidos por la legislación nacional y la Corte Constitucional.