Sexo y virtualidad: ¿puede haber placer y disfrute digital sin un riesgo latente para las mujeres?

Foto por Jimena Madero

En la tercera semana de nuestro especial #MujeresEnCuarentena, nos vamos a dedicar a comunicar cómo han cambiado las nociones del sexo desde que empezó la pandemia, y cómo estas modificaciones benefician y afectan a las mujeres en el país.

¿Es la pandemia una buena o una mala época para el sexo? 

Por poco comprometida que se lea la respuesta, podría ser válido decir que depende. Aunque durante una época de la cuarentena, sobre todo los primeros meses era común encontrar guías para tener sexo siguiendo los protocolos de bioseguridad (si es que eso pudiera llegar a ser posible), hay algo claro desde el inicio: follar y ser folladx en esta época de pandemia es, inevitablemente asumir un riesgo.

Ahora cada pareja, cada núcleo de convivencia, cada conformación relacional tiene que tomar la decisión, en un mundo donde tener sexo, expresar afectos e incluso verse y compartir un espacio físico con otro cuerpo se convirtió en un riesgo para la salud propia y de otrxs.

El sexo entonces vuelve a reafirmarse, y así en cada pandemia, como una actividad riesgosa debido a una nueva razón. Y muchxs, por consiguiente, decidimos tomar distancia.

Foto por Jimena Madero Ramírez.

Pero esa misma distancia, o incluso la misma soledad con nuestro cuerpo encuarentenado, pueden ser vistos como oportunidades para explorar otras prácticas sexuales que no incluyan la presencialidad como un elemento necesario. Prácticas pensadas para nuestro disfrute, para el placer compartido, para la reconfiguración del deseo, y que empiezan a normalizar caminos ya antes recorridos, que ahora empiezan a ser caminados con un poco de cautela, con pasos algo obligados por el encierro y la famosa bioseguridad.

La ‘nueva normalidad’ del sexo empieza de repente a tomar otra forma. Una donde las fotos íntimas por mensajería instantánea, los links, el autoreflejo en las pantallas, los micrófonos, los juguetes a distancia y la expresión textual del deseo empiezan a ser protagonistas.

¿Pero esta exploración qué garantía está teniendo para las mujeres, cuando sabemos que la virtualidad ha sido otro canal para las violencias basadas en género, aparte del mundo análogo?

Foto por Jimena Madero Ramírez.

En la tercera semana de nuestro especial #MujeresEnCuarentena, queremos dedicarnos a entender qué implicaciones tiene para la vida de las mujeres llevar una vida sexual activa a través del mundo digital. Riesgos como la pornovenganza, la trata de mujeres y niñas en línea, la ‘sextorsión’ (la extorsión bajo la amenaza de compartir contenido íntimo), entre otros, están mucho más latentes que antes. ¿Existen leyes que nos defiendan en contra de estos delitos cibernéticos? ¿Qué podemos hacer para evitar riesgos en el mundo digital? ¿Existe una manera no riesgosa de satisfacer nuestro deseo virtual a través de internet?

Y no menos importante: en un mundo donde actualmente el concepto de seguridad es una presión latente de algo que nunca está completo, y que con la llegada de la emergencia sanitaria se ha tornado en una amenaza global, ¿podríamos empezar a hablar más bien de una vida sexual digital cuidadosa en vez de segura, encaminándonos más hacia una práctica feminista del placer en línea? Quizá es momento de desmarcarse de esa noción.

¡Bienvenidxs a la semana de ‘Sexo y virtualidad’, el tercer eje de nuestro especial #MujeresEnCuarentena!

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