El 29 de julio, último día para inscribir las candidaturas a las elecciones regionales de este año, Karina Orozco, líder social de Simití, Bolívar, seguía soñando con ser la primera alcaldesa de su municipio. Aunque había dado a luz a su hijo unas semanas atrás, en plena convalecencia y adolorida por la cesárea, llegó a la registraduría ese día. No fue fácil volver a su municipio. En febrero fue amenazada por grupos paramilitares, y huyó definitivamente cuando asesinaron a una de sus mejores amigas. A pesar de esto, cumplieron puntuales la cita en la registraduría con su bebé y su esposo, quien también recibió amenazas.
Hasta ese momento, Karina contaba con el aval del partido Colombia Humana y se presentaría como candidata a la alcaldía por el Pacto Histórico, la coalición de izquierda conformada por 25 partidos y organizaciones políticas; tenía todos los documentos listos, menos el papel que confirmaba el aval de la coalición.
El tiempo pasaba ese día, y el aval no llegaba. Karina se repartía entre presionar por teléfono al partido y a la Registraduría, y correr a alimentar a su bebé que la esperaba afuera. Esperó el papel hasta medianoche, pero no llegó. “En la noche una señora de la registraduría me dijo: ‘mira, Karina, ya tu hiciste todo el proceso. El responsable es el Pacto Histórico, ya es que ellos suban a la plataforma lo que tienen que subir para que tú quedes inscrita’”, cuenta por teléfono con frustración. Su sueño por la alcaldía acabó ese día.
Karina, junto con 147 candidatas de todo el país, hizo parte de Nosotras Ahora, una red de innovación e incidencia política de mujeres en toda Colombia, que cuenta con el apoyo de la Fundación Artemisas. Esta busca brindar conocimientos y herramientas para que las mujeres asuman liderazgos políticos y transformen la política del país. En estas elecciones, Nosotras Ahora las apoyó con las fotografías, el diseño de la publicidad de campaña, y desde mayo hacen mentorías semanales para acompañarlas en el proceso electoral.
Durante estos meses de campaña, Artemisas ha recogido 74 casos de candidatas víctimas de violencia política, la mayoría de tipo psicológico, según Juliana Hernández, directora ejecutiva de la fundación. Las candidatas le contaron a Artemisas que muchas tuvieron problemas para obtener avales del Pacto Histórico y vivieron diferentes violencias ejercidas por integrantes de esta coalición, que se la jugó por las listas cerradas en sus primeras elecciones regionales. Otras se quedaron por fuera de la contienda, esperando una respuesta que nunca llegó. Y hubo otras que le dijeron ‘no’ al Pacto porque se sentían utilizadas por una promesa de cambio en la que no creen. Asimismo, otras fueron violentadas por partidos tradicionales, como el Partido Conservador.
En MANIFIESTA exponemos algunos de estos relatos, con mujeres que aspiraban a liderazgos políticos en diferentes zonas del país en el Pacto y en el Partido Conservador, quienes ahora denuncian violencia política y falta de responsabilidad por parte de la coalición o el partido político ante estas.
¿Qué pasó con los avales dentro del Pacto Histórico?
Los problemas que tuvo la coalición en la entrega de avales figuraron en la prensa de varias regiones. Y aunque no es una problemática exclusiva del Pacto, el hecho de que estas fueran sus primeras elecciones regionales, y la forma en la que está conformada la coalición, que no es un partido y no puede avalar a una persona para participar en elecciones, pudo generar más interés mediático que otros partidos. Aunque el Pacto no sea un partido, debe autorizar a quienes se lancen. Por eso el proceso se vuelve más complejo.
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Polémica por avales y listas cerradas en el Pacto Histórico, Alexander López responde desde el Polo
Desde Nariño, Lideres del Pacto Histórico, denuncia Caos en avales https://fb.watch/ntuOFpa_h8/
Alexandra Pineda, llegó encadenada hasta las puertas de la Registraduría, para exigir se avale su inscripción como candidata la gobernación del Cesar por el Pacto Histórico. https://fb.watch/ntvWm3vgz2/
La solución que intentó dar el Pacto Histórico a esta situación, según la circular política electoral 3, es que los partidos de la coalición avalen primero a sus candidaturas, para luego ponerlas a consideración de las demás organizaciones y entre todos escoger el listado final que llevaría el nombre del Pacto Histórico. Previendo que en las regiones no se pusieran de acuerdo, el Pacto definió que si esto pasaba, las decisiones finales las tomarían en Bogotá.
Eso fue lo que pasó en muchas regiones, de acuerdo con Rocío Rodríguez, investigadora y docente del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional IEPRI. “Donde el Pacto logró tener listas fue porque los partidos se pusieron de acuerdo, pero estos casos fueron la excepción”, dice. Rodríguez llegó a esa conclusión tras analizar la inscripción de listas tanto del Pacto, como de sus partidos; encontró que fueron muchas más las listas individuales de los partidos que las que pudo inscribir la coalición. También afirma que muchas personas se lanzaron por el Pacto, pero la gran cantidad de avales solicitados a los partidos era mucho mayor a la capacidad de respuesta de estos.
¿A qué llevó este enredo? A casos como el de Karina, quien tenía el aval del partido Colombia Humana en Simití, Bolívar; también ganó una consulta interna que realizaron a comienzos de año entre varios candidatos de los otros partidos de la coalición, pero al final no se pudo inscribir. El aval del Pacto le llegó el dos de agosto, cuatro días después del cierre de inscripciones. “Después de lo que pasó a mí no me volvieron a llamar, nunca hubo una disculpa a la militancia o a los candidatos por lo ocurrido. Estoy muy frustrada”.
Para Juliana Hernández, directora ejecutiva de Artemisas, todo lo que vivió Karina es un claro ejemplo de violencia política basada en género. “No tuvieron en cuenta los aspectos diferenciales que tiene una mujer cuando hace política. Karina estaba recién parida, le hicieron la promesa de que sería candidata y la hicieron desplazarse hasta Simití sabiendo que había recibido amenazas y la dejan sola”.
Al buscar una persona representante del Pacto Histórico para que nos explicara qué pasó con el aval de Karina, nos chocamos de frente con la confusión que reina allí. En la oficina de prensa nos informaron que no hay una persona encargada de hablar sobre los avales, que el tema está a cargo de cada partido. Contactamos entonces a Carmen Anachuri, secretaria general de Colombia Humana, el partido que avaló a Karina, pero nos respondió que para obtener esa información debíamos dirigirnos al comité técnico nacional del Pacto.
La historia de Karina no termina ahí. A pesar de vivir con su familia en otro lugar por las amenazas, y quedarse por fuera de las elecciones, quiere seguir en Colombia Humana. “Yo fui en febrero al Congreso y puse en conocimiento la situación pero el partido tampoco ha hecho nada. Al partido le falta bastante con esos temas de apoyo a los líderes sociales que salen del territorio por amenazas. Siento que eso está en construcción, que se va a aprender de los errores. Todavía tengo la esperanza de que el partido se componga”.
Violencia contra las mujeres en la Asamblea Departamental del Valle del Cauca
Al hablar de las listas para concejo y asambleas departamentales, la pita de los avales del Pacto Histórico se enreda aún más. En un intento por replicar el éxito de lograr 47 curules en el Congreso de la República, la coalición solicitó a sus integrantes que las listas fueran cerradas y cremallera, o sea con participación paritaria entre hombres y mujeres. Esto implicaba que la elección y ubicación de los candidatos necesitaba más consenso, algo que no sucedió en la Asamblea Departamental del Valle del Cauca. Allí se sumaron episodios de violencia política contra las mujeres, lo que hizo más difícil su participación electoral.
Yinna Jordán Pito fue una de ellas. Esta enfermera y candidata a la Asamblea Departamental del Valle recibió el aval del Polo. En enero se reunió con el representante a la cámara Alfredo Mondragón, quien la habría persuadido de no participar en las elecciones, cuenta. “Me dijo que yo no estaba lista para asumir ningún proceso electoral, que no tenía plata para afrontar esa responsabilidad y que formativamente tampoco estaba lista”. Yinna le recordó sus 12 años de incidencia política y le habló de la mentoría. “Me dijo que lo que yo hacía con Artemisas no me ayudaba en nada, que lo único que hacía era subirme el ego y hacerme creer que estaba lista para participar. Finalmente me dijo: ‘estudia pensando que a lo mejor nunca llegues a hacer nada y te quedes aquí siempre’”.
Después de esos comentarios, Yinna decidió alejarse y no participar en las elecciones pues su salud mental estaba afectada: le diagnosticaron un cuadro de depresión y ansiedad. Sin embargo, el 29 de julio acompañó a una colega a la Registraduría a inscribirse al Concejo. Allí, compañeros de partido la convencieron de integrar la lista a la Asamblea. “Me dijeron que les hacía falta una mujer para que le dieran el aval a la lista. Yo respondí que yo les hacía el favor, pero que yo no iba a participar en nada de la campaña”. Es un caso típico de instrumentalización de las mujeres, dice María del Rosario Perea, coordinadora del componente de inclusión y diversidad de la Misión de Observación Electoral MOE. “Las colectividades escogen a las mujeres no por su potencial o porque crean en sus capacidades sino para cumplir los mínimos establecidos por la ley y evitar una sanción”.
Para que su partido cumpliera con la cuota de género, Yinna quedó inscrita en uno de los últimos lugares de la lista en el que no tenía chance de obtener una curul. Luego, a ella y a sus compañeros les llegó un listado en el cual los primeros cinco lugares eran hombres. “Ese papel estaba lleno de tachones y con cosas apuntadas a lápiz, se notaba que era un borrador. Quedamos sorprendidos, pero cuando llegó la oficial ahí sí fue peor porque era la misma lista de la foto, pero sin los tachones, en limpio”.
Como lo dictó el Pacto en su circular electoral 1, la lista a la Asamblea en el Valle del Cauca fue impuesta por Bogotá porque en el departamento no se pusieron de acuerdo, según lo que hablamos con cuatro integrantes del Pacto Histórico en el Valle.
Esa nueva versión de la lista a la Asamblea incumplía la regla de esa misma circular, en la que se afirma que “las listas a corporaciones públicas del PH o en las que participe en alianza, serán paritarias y con alternancia de género sin excepción” ¿Por qué entonces los 5 primeros lugares de la lista eran hombres?
La explicación que le dieron a Yinna sobre la lista, que corroboramos con otras tres fuentes, es que esta tenía cinco candidatos hombres para equipararla a la lista del Concejo de Cali, que tenía tres candidatas mujeres en los primeros lugares. “Eso fue la pelea de la vida porque ellos (los candidatos hombres) nos dijeron que también tenían derecho, que no se iban a bajar para darle el puesto a nadie y que nosotras los estábamos pisoteando”.
Como respuesta, la candidata Mayte Misas, lideresa social feminista que también aspiraba a la Asamblea, retiró su postulación. Mayte, que denunció este hecho en sus redes sociales y en los medios, nos contó que decidió hacerlo porque esperaba que la lista fuera paritaria. “A mí me queda muy duro pedir que voten por una lista en la que son 5 hombres cuando varias lideresas hemos estado trabajando en el Valle para que las mujeres participen y quieran ser candidatas, y que la respuesta sea que solo son hombres los que llegan. Eso es completamente contradictorio”, nos dijo en conversación telefónica.
Me han ofrecido el quinto lugar de la lista cerrada a la Asamblea del Valle del Cauca x el Pacto Histórico y he decidido no aceptar, frente a esa lista en la que copan los 5 primeros lugares hombres y ni una mujer, he dejado claro que mi lucha no es de intereses individualistas + https://t.co/jNDnuM18wj pic.twitter.com/OsK0CPa4UD
— Mayte Misas 🏳️🌈 Luchadora Social (@maytemisast) August 4, 2023
Fue de tal magnitud del conflicto en la Registraduría que, para intentar calmar los ánimos, el candidato Alejandro Guevara, quien ocupaba el quinto lugar en el listado a la asamblea, desistió de su candidatura para que se la dieran a una mujer. Sin embargo, las fisuras de la coalición estaban hechas. Ese quinto lugar se lo ofrecieron a Mayte Misas, pero ella también declinó la propuesta y al final quedó como candidata Janeth Polanco, integrante del gremio docente del Valle del Cauca. De acuerdo con el listado definitivo de candidatos a las elecciones territoriales 2023 de la Registraduría, la lista del Pacto Histórico a la Asamblea del Valle tiene 4 hombres en los primeros lugares. Yinna Jordán quedó en el puesto 18.
Para Rocío Rodríguez, docente e investigadora del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional IEPRI, promover una lista cerrada para asambleas y concejos complicó más la situación del Pacto. “(…) el Pacto nunca ha participado en elecciones regionales y como bloque pueden conseguir menos votos. Si los partidos del Pacto saben que solo pueden sacar dos o tres curules se van a pelear a muerte entre ellos por estar en las primeras posiciones. Por eso los que tienen más poder en los partidos de forma autoritaria entran a resolver quiénes están en los primeros puestos”.
Preguntamos a Alfredo Mondragón sobre la acusación que hizo Yinna. Confirmó que el encuentro con ella ocurrió, pero que dijo algo diferente: “Yo no le diría a ella ni a nadie que no se está lista/o para asumir un proceso electoral por temas económicos. Por el contrario, lo que siempre he reivindicado, y reivindicábamos en el proceso político que compartíamos con ella, es que la política no debe estar restringida a las pocas personas que pueden tener condiciones financieras para ser candidatos/as…en la conversación que ella refiere (…)”. Sobre los comentarios despectivos acerca de la formación que ha recibido Yinna de Artemisas, Mondragón señaló que no conoce a esta organización y que no sabía que Yinna participaba en sus capacitaciones.
En los partidos tradicionales tampoco importan las mujeres
Laura Valbuena, filósofa oriunda del municipio de El Cocuy, Boyacá también tenía el sueño de ser alcaldesa, pero su aspiración terminó antes de inscribirse como candidata. A comienzos de este año buscó el aval de Colombia Humana para la alcaldía de su municipio y promover con un grupo de jóvenes una lista al concejo. Pero desistieron de esa idea porque, según cuenta, en ese partido les pedían conformar un comité municipal con al menos 150 personas. “Nosotros éramos apenas 26, ni siquiera en Tunja había toda esa gente”, dice Laura, recordando que en El Cocuy imperan el partido Liberal y el Conservador.
También dice que no se sentía segura con el Pacto Histórico. “Cambiaban de director del partido cada dos semanas; salía un acta de que ahora el director era tal y nos llamaba esa persona, pero luego nos llamaba otro señor a decir que ahora el nuevo director era él. Mucho desorden”. La propuesta del comité fue rechazada por Colombia Humana y Laura creyó que era el fin de su intento, pero un día se le acercaron dos mujeres del partido Conservador a decirle que se lanzara a la alcaldía, pues no tenían candidato. “Nuestros principios son más cercanos al Pacto, pero en el Conservador nos permitieron avanzar con nuestro proyecto tal como lo teníamos”, explica sobre la decisión contradictoria.
Laura cuenta que su idea de ser alcaldesa fue muy bien recibida por el directorio municipal de los conservadores, que esperaban reunirse y entregarle el aval para ser candidata, pero eso no pasó. “Los que decidieron este año los avales en los partidos tradicionales fueron los directorios departamentales, no se tuvo para nada en cuenta a los municipios”. Pasó de ser la única candidata a competir con dos candidatos luego de una reunión del directorio conservador de Boyacá en Tunja: Carlos Puentes y Henry Buitrago.
Laura se enteró de que ya no iba a participar por un conocido que estuvo en la reunión, no por el partido. “Tenemos muchos casos como el de Laura, están en un partido pero las llama otro en el que sienten que hay mayor viabilidad pero al momento de la inscripción de las candidaturas las mujeres no tienen el control de la negociación política, las decisiones pasan por los directivos nacionales o locales y eso las deja expuestas”, dice Juliana. Esta añade que si bien hubo mucho desorden en el Pacto Histórico, el trato discriminatorio hacia las mujeres es común en todos los partidos:“es un problema histórico”.
Para María del Rosario Perea de la MOE, la cuestión con la participación de las mujeres en la política va más allá de esto. “Los partidos están en mora de establecer criterios claros en materia de financiación de las campañas de las mujeres porque todos sabemos que muchas veces los liderazgos femeninos no cuentan con el recurso económico suficiente y eso hace inviable una campaña. También deberían apoyar a las mujeres en temas de formación, en cómo llevar una candidatura porque ejercer la política es una cuestión de marketing”.
Buscamos a Soledad Tamayo y a Ingrid Sogamoso, congresistas boyacenses del Partido Conservador para que nos explicaran qué había ocurrido durante la reunión del directorio departamental de su partido pero no nos respondieron.
Dos días antes del cierre de las inscripciones, Laura dice que el Pacto la volvió a llamar para entregarle su aval. “¡Hasta vinieron al pueblo a buscarme! Yo les dije que habíamos insistido mil veces para saber cómo podíamos estar con ellos y nadie nos respondió. Así me lo hubiesen dado tres días antes, yo tampoco me hubiera lanzado porque eso es como decirle al pueblo que me lancé a última hora y eso no era lo que queríamos mostrar”.
A pesar de la lucha que hemos dado las mujeres para incidir en más espacios políticos aún es difícil igualar la cancha. Este año, según la MOE, aumentó la participación femenina en 1,9% con respecto a 2019, un aumento pequeño si queremos llegar pronto a la paridad. Ya no se trata de participación, sino de que los partidos y movimientos políticos valoren nuestra capacidad de liderazgo y nos incluyan no solo para cumplir con la cuota de género.