Desde este mes unimos esfuerzos con el medio digital 070 para registrar de manera conjunta los feminicidios ocurridos mensualmente en Colombia. En marzo contamos al menos 18 mujeres víctimas de feminicidio en el país. ¿Por qué nos siguen matando?
Imagen por Megumi Cardona y Ana Sophía Ocampo.
*Este contenido lo hicimos en conjunto con Natalia Arenas y Valeria Díaz de Cerosetenta.
En marzo nos siguieron matando. Este mes fueron 18 mujeres, entre ellas, una menor de edad, una mujer trans, cinco mujeres venezolanas (una cifra que cada día se vuelve más escandalosa), tres lideresas sociales. Los patrones se repiten nuevamente: un tercio de las mujeres asesinadas en marzo fueron maltratadas por su agresor antes de su asesinato; la mayoría de los feminicidas, como es usual, fueron las parejas o ex parejas; y, como siempre –y muy a pesar de las cifras de ‘esclarecimiento’ de las que habla el Fiscal Francisco Barbosa–, solo la mitad de los agresores fueron capturados.
Sabemos que las cifras sobre feminicidios cambian según las fuentes, y que en todos los casos hay un subregistro. Aún así, seguimos construyendo el registro de mujeres asesinadas por su condición de ser mujeres, teniendo en cuenta no sólo el dictamen de la Fiscalía –que tipifica el delito– sino también las condiciones en las que las mataron: la sevicia con la que las atacaron, por ejemplo, o que hayan ocurrido en zonas donde los cuerpos de las mujeres están a merced de las disputas entre actores armados.
Para seguir entendiendo todas las dimensiones de la violencia feminicida debemos seguir registrando, un ejercicio doloroso pero necesario que desde este mes empezará a ser colectivo y quizá, con eso, más llevadero: en MANIFIESTA nos unimos con 070, que llevan construyendo una base de datos propia sobre feminicidios desde enero de 2019. Desde este mes y de ahora en adelante construiremos la misma base de datos con una metodología compartida y apuntándole a un objetivo en común: hacer una postal de esta forma de violencia en Colombia. Ahora lo haremos en colectivo.
En marzo el municipio de Tierralta, Córdoba, registró dos feminicidios, el de Yoelis Herrera Ortega, de 32 años, a quien su expareja, Manuel Morelo, agredió con un objeto contundente y envenenó. Sus cinco hijos ahora están bajo la protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Luego el cuerpo de Karina Cuesta, de 25 años y auxiliar de enfermería, fue encontrado en una bolsa, desmembrado, con signos de tortura en el cerro El Guillo.
Karina era beneficiaria del programa de sustitución de cultivos PNIS. Por eso algunas personas cercanas no descartan la hipótesis de que su feminicidio esconde motivos políticos. Estos mismos motivos fueron el móvil de los feminicidios de María Bernarda Juajibio, en Orito Putumayo, Aura Esther García en Uribia, La Guajira, y Carmen Ofelia Cumbalaza en Cumbal, Nariño, todas lideresas sociales.
Producto del machismo somos objetos, artefactos que pueden manipular y a través de nuestros cuerpos el grupo demuestra que tiene poder.
Para esta entrega de #LibresNoMuertas hablamos con Aura Cecilia Montalvo, lideresa feminista de Lorica, Córdoba, que trabaja con la comunidad campesina del departamento y en 2020 trabajó con mujeres en proceso de reincorporación. De ese trabajo nace la campaña Somos Movimiento, que visibiliza el trabajo de mujeres exguerrilleras en el país.
Con ella conversamos sobre las amenazas que enfrentan mujeres y niñas en el departamento de Córdoba, el peligro de ser lideresa en el territorio, la presencia de grupos armados y los feminicidios con motivos políticos. Este mes seguimos intentando responder: ¿Por qué nos siguen matando a las niñas y mujeres en Colombia?
Hablando específicamente de Córdoba, ¿cuáles son las amenazas que enfrentan las niñas y mujeres en el departamento?
La situación del departamento en materia de seguridad es muy compleja, sobre todo en esta zona del sur de Córdoba, por toda la disputa territorial que ha habido históricamente y la disputa que se están dando las bandas criminales.
Una amenaza latente para las mujeres es la ingobernabilidad de algunos territorios (…)¿Qué pasa con esto? Que hay una visión triple de afectación a las mujeres: ya no solo es la herencia paramilitar en el departamento, el control sobre el pueblo por parte de los grupos armados, sino el control sobre los cuerpos de las mujeres. Producto del machismo somos objetos, artefactos que pueden manipular y a través de nuestros cuerpos el grupo demuestra que tiene poder.
En general, el departamento sufre eso. Se avalan las limpiezas sociales, la gente lo pide y eso afecta a las mujeres y a la población diversa.
Aura Cecilia Montalvo, lideresa feminista de Lorica, Córdoba.
Hablemos de la cultura patriarcal del departamento, de la costa sabanera: ¿Cómo se evidencia esto en la cotidianidad?
En la región Caribe tiene especial peso el tema del machismo cotidiano. El que pasa en la casa, el que pasa en la universidad, el que pasa en la calle. Yo creo que vivir en una ciudad como Montería es salir a la calle y que te digan vainas, que te acosen.
En Córdoba al hombre le han asignado todos los roles de poderío y pasa en todas las esferas. Es eso lo que vivimos a diario: el papa en la casa es el que manda, el dador, la mujer se queda en la casa. Con eso nos hemos criado. No sabría decir si existe una particularidad, aunque sí creo que la región Caribe es profundamente machista en comparación con otras regiones.
Mencionas la herencia paramilitar, ¿cómo ha afectado todo ese historial de violencia a las mujeres en Córdoba?
Con el tema de la doctrina de seguridad nacional, de la cual nosotros todavía somos víctimas, nos acostumbramos a la violencia y somos indiferentes. Lo primero que se piensa cuando se asesina a la mujer es que estaba haciendo algo. Digamos, si se relaciona con un hecho político, el caso puntual de Karina, lo primero que se imaginan es que ella está vinculada a los grupos armados.
Hay una complacencia, una naturalización de este tipo de conductas. En el sur de Córdoba (donde queda Tierralta) fue donde más presencia militar hubo. En general, el departamento sufre eso. Se avalan las limpiezas sociales, la gente lo pide y eso afecta a las mujeres y a la población diversa.
¿Cómo más se materializa esta afectación de la que hablas?
Es casi que un crimen que haya una chica lesbiana o un hombre gay o una mujer trans en estos municicipios. Son las personas que desplazan, que agreden y que ponen en el panfleto. Supuestamente atentan contra la sana convivencia y la moral. Los grupos paramilitares son los que mandan.
Si una mujer fue infiel, por ejemplo, es con el comandante criminal que resuelven la infidelidad de la mujer, o los conflictos. Eso hace que se sientan con el poder sobre nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestra integridad. Eso es algo que atraviesa nuestro país, la contrainsurgencia, atentar contra cualquier cosa, cualquier pensamiento distinto.
El caso de Karina Cuesta pone sobre la mesa la pregunta por el riesgo que enfrentan las lideresas sociales en un departamento con presencia de grupos armados
Hay un miedo generalizado a pensar (…). Por ejemplo (…) en la Universidad de Córdoba lo primero que prohíben los padres es vincularse a una organización estudiantil por todo lo que eso implica: la estigmatización. Este es el riesgo de los liderazgos en el departamento. La misma comunidad avala que las cosas sucedan. La líder estudiantil… si se vincula a un semillero de investigación social, ya es una persona que está siendo fichada.
En este momento hay mujeres lideresas amenazadas en Córdoba, no solo porque controvierte a los líderes que se disputan el territorio, sino porque si yo como hombre tengo la idea de que las mujeres son para estar en la casa, por qué ella tiene que tomarse el atrevimiento de hablar, de exigir y ponerme a temblar. Es algo que incomoda.
Nuestro conteo conjunto con 070 indica que en Tierralta hubo dos casos este mes. Uno muy sonado en medios por la tortura que ejercieron sobre la víctima, ¿Qué está haciendo el departamento?
Estas instancias a las que hay que acudir para acceder a la justicia por feminicidios casi que ni existen en Córdoba. Cuando se intenta seguir investigando el feminicidio, sobre todo con motivos políticos, es un riesgo. Primero por la estigmatización: si la investigación la asume la familia, corre el riesgo de ser señalada. En segundo lugar porque esto obedece a disputas de grupos criminales que ponen en riesgo inminente la vida de quien intenta investigar.
Las organizaciones de derechos humanos en el departamento también viven amenazadas. Si una mujer que está siendo agredida en el hogar vive en un territorio controlado por un grupo armado, por una banda criminal, ¿a qué instancia acude?, ¿cómo abandona la vereda si lo más probable es que no tenga los recursos para eso?
Por otro lado, los funcionarios de las instituciones suelen revictimizar a la familia de la persona asesinada o mujer víctima de feminicidio. Desde el año pasado se instalaron líneas rosa para denunciar, que obviamente estaban estalladas (…). En este momento no conozco nada de campañas por parte de la Gobernación para frenar los feminicidios. Es algo que con urgencia le falta al departamento, que las instituciones hagan algo más que ofrecer recompensa por el feminicida y recibir la denuncia de violencia.
«En la Universidad de Córdoba lo primero que prohíben los padres es vincularse a una organización estudiantil por todo lo que eso implica».
Aura Cecilia Montalvo, lideresa feminista de Lorica, Córdoba.
Como mujer feminista del departamento, ¿Qué crees que hace falta para proteger a las mujeres y niñas en Córdoba?
En un mundo ideal y soñado sería fundamental acabar con el modelo capitalista en muchos aspectos y, por supuesto, derrotar el patriarcado, pero en el mundo real, con los pies en la tierra, hay que educar. Al sistema le sirve que las mujeres crezcan sumisas, con temor, es más fácil tener personas amedrentadas a tener una persona que exige, que habla.
Tenemos que insistir en una educación con visión feminista en nuestros hogares, en las escuelas. Estamos condicionadas desde las mallas curriculares a ser (…) el objetivo de los hombres. Estos gobiernos locales y el gobierno nacional deben promover que estas entidades estatales tengan una mínima sensibilización frente al tema de la prevención, que reconozcan las violencias basadas en género.
En un mundo ideal, las secretarías de la mujer tendrían al frente mujeres feministas.
Al sistema le sirve que las mujeres crezcan sumisas, con temor, es más fácil tener personas amedrentadas a tener una persona que exige, que habla.
Aura Cecilia Montalvo, lideresa feminista de Lorica, Córdoba.
¿Por qué nos siguen matando a las mujeres y a las niñas en Colombia?
Nosotras somos víctimas herederas de esa cultura patriarcal que nos ubicó como un objeto. El varón cree que somos de su propiedad y en el momento en que decidimos irnos de su lado, nos aniquila. También muchas mujeres siguen reproduciendo esa dinámica y crían a sus hijas como las hijas obedientes del patriarcado, eso responde a esa dinámica de dominación.
Hace tres días encontraron el cuerpo de una mujer en el río y la persona que la mató ya tiene una denuncia por violencia. Eso responde a que mientras no se logre acabar con esa cultura machista que nos ubicó a nosotras como dominadas, pues ellos nos matan por ser mujeres (…). Colombia es un país violento y no solo por el conflicto armado sino por esa violencia cotidiana, machista.
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