En promedio, una mujer o niña fue asesinada por el hecho de ser mujer durante el primer mes de 2021: 31 días, 31 víctimas. Seis niñas y 25 mujeres que ya no están. Nos declaramos en #LutoNacionalPorFeminicidios mientras nos seguimos preguntando incansablemente cada mes: ¿Por qué nos están asesinando?
Ayer, 8 de febrero, el numeral #LutoNacionalPorFeminicidios inundó las redes sociales del país porque estamos hartas. Estamos hartas de la cantidad de feminicidios que tenemos que registrar cada día y cada semana en el país, pero también estamos hartas ante la ausencia de acción, de atención y de respuestas por parte del Gobierno Nacional y de los gobiernos locales ante una forma de violencia que está acabando con las vidas de decenas de mujeres cada mes en Colombia.
La indignación no se quedó en un hashtag de redes sociales. Varias colectivas feministas de Bogotá se tomaron el Monumento de Banderas, ubicado sobre la Avenida de Las Américas, para exigir no solo respuestas por los más de 227 feminicidios ocurridos en 2020 y por los 31 que registramos este 2021, sino también justicia para un caso específico: el de una mujer en aparente estado de embarazo que fue hallada sin vida cerca de la zona.
Muchos casos han resonado en el país desde entonces. Otros no, y todos deberían tener la misma relevancia. El once de enero por ejemplo, en Guapi, Cauca, registramos el feminicidio de Maira Alejandra Orobio Solis. Su cuerpo fue hallado cerca a su casa con signos de violencia sexual. Maira era un niña de once años. Con ella fueron seis las menores víctimas de feminicidio este mes.
Al día siguiente, en el municipio de Tablón de Gómez, en el departamento de Nariño, fue encontrada Marbel Rosero, una niña de 15 años que fue reportada como desaparecida cuando salió de su casa para llevarle el almuerzo a su padre, quien trabajaba en otro municipio.
Los feminicidios no se detuvieron casi ningún día. El 24 de enero conocimos el feminicidio de Leidy Johanna Barajas, de 33 años. Fue asesinada por su pareja sentimental y padre de sus hijas, Harvey Díaz, en la casa que compartían en la localidad de Bosa, en Bogotá. El feminicida le quitó la vida frente a sus hijas.
Con el feminicidio de Leidy Johanna, fueron cinco los casos que registramos en Bogotá, la ciudad que presentó el mayor número de casos en este mes tan violento con las mujeres. Por eso en esta entrega de #LibresNoMuertas conversamos con la concejal de la capital por la Unión Patriótica Heidy Sánchez, abogada e integrante de la bancada de la mujer en el Concejo de Bogotá. A través de esta bancada, Heidy propuso ‘De puertas para adentro’, una iniciativa que desde el año pasado busca reducir la tolerancia de las violencias basadas en género en los barrios, en las familias y los núcleos sociales más cercanos de mujeres y niñas. Una propuesta que aún no se ha materializado y que, cómo nos dijo la concejala se ‘tiene que seguir presionando’.
Este mes en MANIFIESTA registramos al menos 31 feminicidios que tuvieron lugar en 15 de los 32 departamentos del país: Bogotá reporta cinco casos, le sigue Valle del Cauca y Nariño con cuatro, y Cesar con tres. En Atlántico, Antioquia, Cauca y Meta ocurrieron ocho feminicidios, dos en cada departamento y finalmente, Bolívar, Sucre, Caquetá, Putumayo, Tolima, Caldas y Boyacá, cada uno con un caso.
Con Heidy hablamos sobre el panorama actual para las mujeres en el país con esta emergencia y qué se ha hecho y qué se debería hacer concretamente en Bogotá, la ciudad que tiene más rutas institucionales para combatir las violencias basadas en género y al mismo tiempo una de las más violentas e indiferentes con estas formas de violencia.

Heidy, este mes que acaba de pasar registramos al menos 31 feminicidios. Es decir una mujer o niña fue víctima de este crimen de odio a diario, ¿qué dice esto sobre la situación actual para las mujeres en Colombia?
Lo primero es que esta situación se diferencia de región a región en el país porque en las ciudades como tal, sobre todo en las principales, como en el caso de Bogotá, que existe una Secretaría de la Mujer, existe mayor información para que las mujeres puedan acceder y existen algunas rutas, que siguen siendo insuficientes, para poder denunciar casos de violencia. Lo mismo en términos de atención en los casos de feminicidio. Es una cosa que no se ve en muchos de los municipios de nuestro país, lo digo yo por conocimiento de causa. Mi familia es de un municipio que se llama Monterrey, Casanare y allá es absolutamente normal que una mujer sea golpeada por su pareja y que la frase siempre sea: “Es que ella se lo buscó” o “es un problema de ellos dos”.
No hemos querido entender como sociedad que los feminicidios son el resultado de una serie de conductas violentas de las que son víctimas las mujeres con antelación, que dan una serie de alertas y aún así cuando son denunciadas en la Fiscalía son sometidas a algún tipo de ruta que tenga la ciudad, o en las Comisarías de Familia o en el Instituto de Bienestar Familiar. Incluso no se le hace caso a esas alertas y tendemos a culpar a las mujeres.
¿Por qué la culpa recae sobre nosotras: las mujeres y las niñas?
El año pasado tuve la oportunidad de acompañar a una víctima de violencia de género y presionar para que en su caso se hiciera justicia, pero millones de mujeres no tienen a alguien que presione… En el caso de esta mujer, en una entrevista con la revista Semana, le preguntaban: “Bueno, pero ¿usted por qué se quedó ahí?”… No comprendemos todos esos elementos estructurales que nos han impuesto a las mujeres de que, por ejemplo, si no es capaz de sostener un hogar fracasó como mujer, que debe estar allí por los niños, entre otra serie de culpas que hace que las mujeres no salgan de manera mucho más rápida del círculo violento.
Además, juegan un papel importante las condiciones económicas. No en vano, quienes mayormente han sufrido en el marco de la pandemia han sido las mujeres. Muchas de ellas, a partir de esa dependencia económica, no salen de sus hogares e incluso son culpadas por sus familias. Los padres suelen decirles que arreglen los problemas con sus victimarios, que cuiden su hogar, su matrimonio. De lo contrario consideran que han fracasado.
En Bogotá se registraron cinco casos de feminicidio, fue la ciudad con más casos este mes. ¿Qué opinión tienes sobre el accionar de las entidades distritales frente a esta emergencia?
Bogotá es una enorme fuerza desde la creación de la Secretaría de la Mujer. El hecho de tener la Línea Púrpura, las casas refugio, las casas de la igualdad, las Comisarías de Familia (…) Sin embargo es insuficiente, teniendo en cuenta que el acompañamiento que hace la Secretaría de la Mujer es principalmente jurídico y no en todos los casos las mujeres deciden denunciar. El año pasado en la Línea Púrpura atendieron más de 36.000 llamadas y hubo un número de 1.482 mujeres en riesgo de feminicidio. Para poder acceder a una casa refugio, al que supuestamente puede acceder la mujer víctima junto con sus hijos, debe tener una orden de la Comisaría de Familia que en muchos casos no funciona las 24 horas del día, sino que tiene un horario de oficina. Como si los casos de violencia en esta ciudad sucedieran antes de las cinco de la tarde únicamente.
Además de lo anterior, en el debate que hubo el año pasado en el Concejo de Bogotá sobre violencias, la Secretaría de la Mujer manifestó que habría personal de esta institución en las URI para hacer acompañamiento a las mujeres que llegaran a denunciar. Sin embargo el año pasado no se había hecho esto. Solamente hay un acompañamiento de la Secretaría cuando la mujer llega a un hospital o a una IPS herida de gravedad o con lesiones que la obliguen a ir por una urgencia al médico, pero además hay un problema con la tramitología: si tienes que ir a Medicina Legal para que te certifiquen el tipo de lesiones que tuviste, si fueron lesiones personales, qué incapacidad tuviste… Todo eso para poder empezar un proceso penal.

¿Por qué muchas entidades esperan a que la mujer sufra violencia física o a que esté muerta para actuar?
Si aquí se normaliza la violencia física y la violencia psicológica, hay regiones donde está peor de normalizado. (…) Por ejemplo, en este momento en Bogotá no tenemos cifras exactas de las mujeres que se han suicidado como consecuencia de una serie de violencias psicológicas ejercidas sobre ellas. Ahora, hay un esfuerzo importante en Bogotá. El año pasado con las y los concejales de la bancada de la mujer inventamos una campaña que se llama ‘De puertas para adentro’ porque la violencia la atendemos de puertas hacia afuera, pero de puertas hacia adentro, los vecinos y las familias no hacen nada, en la mayoría de casos, cuando escuchan los gritos de la mujer o escuchan al marido llegar borracho a destruir las cosas del hogar.
Incluso, la Secretaría de la Mujer planteó el año pasado una alianza con Justo y Bueno, D1, Ara y Farmatodo para que las mujeres víctimas de violencia denuncien en estos lugares y reciban atención. Eso nos parece muy interesante, pero hay que ir más allá, ¿a dónde van las mujeres populares de esta ciudad? Hablemos de las tiendas de barrio, a las que van cotidianamente y es el vecino a quien conocen. ¿Cómo los tenderos y las tenderas se pueden volver aliadas en el marco de la atención a las violencias basadas en género? y también en términos de las redes de solidaridad que deben existir entre las comunidades, en las familias cuando se presenten estos casos (…).
¿Qué se está haciendo desde el Concejo de Bogotá de cara a la #EmergenciaNacionalPorFeminicidios?
El año pasado hicimos un espacio de encuentro liderado por Estamos Listas con mujeres que tienen un alto grado de representación popular: edilesas, diputadas, concejalas, congresistas… para la exigencia de la declaratoria de la #EmergenciaNacionalPorFeminicidios. (…) Le hemos hecho seguimiento a las cifras y a las medidas que está tomando la Secretaría de la Mujer para los casos de atención en violencia y la idea es poner el tema en la próxima reunión de bancada que tengamos para sumar esfuerzos de las otras concejalas y concejales que hacen parte de la bancada.
«Solamente hay un acompañamiento de la Secretaría cuando la mujer llega a un hospital o a una IPS herida de gravedad o con lesiones que la obliguen a ir por una urgencia al médico«
Heidy Sánchez, concejal de Bogotá.
No vemos mucha diferencia entre este año y la situación que se presentó durante 2020. ¿Por qué a pesar de las denuncias de distintos sectores el Gobierno Nacional y los gobiernos locales se demoran en proteger a las mujeres y a las niñas?
Este ha sido un tema de voluntad política por parte de los gobiernos. Le han dado más prioridad a otros aspectos que consideran de primer orden y consideran que lo relacionado con las violencias contra las mujeres es de segundo orden. Si fuera prioridad, esto ayudaría a reducir los casos de violencia contra las mujeres, pues habría una fuerte oferta institucional, pero eso requiere plata. Por ejemplo, Duque dijo que el tiempo de las mujeres iba a ser en su Plan de Desarrollo y pues eso no ha sido así (…).
Desde la bancada de la mujer en Bogotá queremos establecer un diálogo con la Secretaría de la Mujer para poder avanzar en la implementación de rutas de atención de las violencias basadas en género en las entidades del Distrito (…) queremos también llevar estas rutas de atención a los barrios de Bogotá, esto lo hemos trabajado con Artemisas con el objetivo de sensibilizar a las comunidades con la iniciativa ‘De puertas para adentro’
Heidy, una de las críticas que le hacen a los partidos de izquierda es que las luchas por y para las mujeres muchas veces quedan relegadas o no tienen cabida, ¿en la Unión Patriótica es un tema prioritario la #EmergenciaNacionalPorFeminicidios?
Sí, de hecho en esa declaratoria del año pasado (de la emergencia) estuvimos Aída Avella y yo, que somos las dos representantes de mujeres que hay a nivel nacional y lo mismo con nuestras edilesas acá, por ejemplo. Y aunque, yo también lo digo, a veces es supremamente desgastante lo que tenemos que enfrentar las mujeres que decidimos militar en organizaciones mixtas (…).
Sigue siendo un camino complejo el de la comprensión de las violencias que existen al interior de los partidos como la violencia política, psicológica, física, los abusos sexuales… por ejemplo luchar por el reconocimiento de que las inasistencias alimentarias son violencias basadas en género, ¿de qué manera se puede sancionar eso al interior de los partidos políticos? Para nosotros es un tema prioritario el de la #EmergenciaNacionalPorFeminicidios y consideramos que hay que limpiar la casa para poder seguir defendiendo a las mujeres también.
En el 74 por ciento de los casos de enero, las mujeres fueron asesinadas por los hombres más cercanos a su entorno: parejas, exparejas, hijos, padrastros, familiares. ¿Por qué los hombres más cercanos siguen siendo los mayores victimarios?
Porque es esa persona a la cual se le tiene confianza. Además en muchos casos la iglesia también termina siendo cómplice de esto. ¿Por qué lo digo? porque como el amor todo lo puede, entonces para salvaguardar ese núcleo de la familia yo debo soportar que mi pareja o esa persona cercana me maltrate y lo hacen en esa lógica de la confianza y “por el amor y el cariño” que se le puede llegar a tener a esa persona. (…) Toda esta cadena de permisividad hace que los feminicidios y tentativas de feminicidios pasen de agache y no se tomen acciones contundentes para evitar que existan más muertes de mujeres en el país.

Heidy, es evidente que nos siguen matando a las mujeres y a las niñas, que estamos en luto por estas muertes y que esta forma de violencia no va a parar en 2021… ¿Por qué?
Por el machismo y el patriarcado estructural en nuestro país. Los feminicidios siguen siendo consecuencia de eso. Yo siento que el ver a las mujeres como objetos, que nos vean como elementos accesorios de la sociedad, el no comprender que somos más del 50 por ciento de la población y la falta de equidad en acceso a derechos sigue haciendo que nosotras seamos maltratadas, violadas, desaparecidas y asesinadas por ese machismo y por ese ejercicio patriarcal de nuestra sociedad que está demasiado arraigado.
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