En los últimos días una mujer con su cara encapuchada se ha parado frente a la sede de dos de los medios de comunicación más grandes de Colombia con un megáfono en la mano, a confrontarlos. La buscamos, la encontramos y hablamos con ella sobre el Paro Nacional.
Foto por Mauricio Alvarado, fotógrafo de El Espectador.
El agua contenida en el tanque se empieza a teñir de rojo profundo en segundos. Encima del charco de sangre falsa, como la punta de un iceberg, flota el logo plateado de la revista Semana. Entre la sanguaza, una mujer vestida de negro se para erguida, con el rostro cubierto por una capucha y un megáfono en la mano.
«¡¿Cuánta sangre más tendremos que perder, hasta que esto cambie?!» se pregunta a los gritos en plena 77 con 11, donde queda el emblemático edificio de Semana. «Ya llegó el momento de cambiar este país y no vamos a vender esta vez el paro. ¡Esta vez nos vamos a tomar las calles hasta que Duque renuncie, hasta que tengamos una construcción popular, hasta que Diego Molano por fin se vaya!».
El pasado viernes siete de mayo esta acción directa que tiñó de rojo, durante un rato, uno de los medios más importantes del país, causó conmoción en redes sociales. Esa misma noche su directora Vicky Dávila se pronunció varias veces sobre el hecho, y al otro día el medio sacó una nota donde se refirió a quienes organizaron la acción como ‘desadaptados’ y ‘violentos’.
«Este no parece ser un acto espontáneo, sino producto del odio para intimidar a la prensa. Algo inaceptable en una democracia», mencionó el medio, antes de atacar en su nota a un colega fotógrafo de otro medio, que estuvo presente en la acción.
Unos días más tarde la acción se repitió en la característica fuente de Caracol radio, en la 67 con 7. El discurso fue parecido. El rojo brotaba del agua de igual manera. Otros compañeros de la mujer encapuchada se la untaban encima, metidos dentro de la fuente.
Busqué a esta mujer y di con ella. Me pidió que la llamara Simona, que dijera que hacía parte de Escudos azules, un grupo organizado que hace parte de la primera línea en las movilizaciones y que en este Paro Nacional han tenido un objetivo principal: cuidar de quienes salen a las calles a marchar. Juntos han organizado estas acciones simbólicas que, cómo Simona dice, hacen parte de un proceso pedagógico.
Hablé con ella sobre estos días de Paro, que ya son 16 y que han dejado un saldo cercano a 42 personas asesinadas, según la Defensoría del Pueblo. Quizá por eso mismo, o por reflejo vital contrario, para Simona este paro también han dejado enseñanzas en torno al cuidado de la vida. Hablamos sobre esto, sobre el amor y sobre el otro, ese que se veía tan lejano luego de un año de pandemia y que volvimos a tener al lado en las calles al salir para luchar por un país mejor.
Quiero empezar preguntándote por el origen de estas acciones. ¿Cómo surgió la idea? ¿Cómo se organizaron en torno a estas acciones? Porque ya podemos empezar a hablar en plural…
Sí, ya podemos empezar a hablar en plural. Estas acciones están en un plano simbólico. Corresponden a intervenciones de un grupo que trabaja sobre la brutalidad y la reforma policial en el marco de este Paro, y que se han hecho dentro de un proceso pedagógico de por lo menos un año.
Vemos con gran desconcierto lo que está pasando con los medios de comunicación oficiales, Semana, RCN radio, Caracol, que no están mostrando en sus noticias diarias lo que pasa y están enmascarando la cifra de víctimas. Muy pocos medios han hablado de 47,48 víctimas. También fue una total desfachatez los pronunciamientos sobre la Minga que tuvo Caracol.
Teniendo en cuenta todo este comportamiento era necesario hacer acciones alrededor de eso (…), pues hay muchos consumiendo estos medios que siguen direccionando la mirada del oyente (…).
Dentro de esas acciones hay elementos que envían mensajes dicientes. Por ejemplo el hecho de que comenzaran por Semana. ¿Por qué? ¿Qué crees que ha representado este medio durante el Paro?
Incluso fuera del marco del Paro, desde que empezó Vicky Dávila como la Directora de Semana, causó un gran estremecimiento. Los grandes periodistas de este medio renunciaron, y después de esta renuncia empezó toda una campaña en la que Semana se convirtió en el brazo político, prácticamente la voz oficial, del uribismo.
Empezamos a revisar y en estos días no se habían pronunciado alrededor del Paro, su mirada estaba centrada en los actos vandálicos (…) Esa doble mirada que ellos ponen y ese silencio los hace estar manchados y ser cómplices de todos los asesinatos que están pasando.
La labor de un medio de comunicación (…) es denunciar, o por lo menos deberían estar comunicando… y querámoslo o no, la policía está asesinando personas en estas protestas, y ellos no alzaron la voz. En cambio, después de la acción que realizamos, ahí sí empezaron a referirse a ‘actos violentos’, ‘encapuchados’, ‘circos de payasos’ y todos los adjetivos que utilizaron.
¿Qué otras acciones de este tipo han realizado en este proceso que mencionas con Escudos azules?
En cuanto a este proceso me refiero completamente a un trabajo pedagógico y simbólico. Tan pronto subió el pasaje de Transmilenio en 2019, convocamos una colatón que se movió bastante en medios de comunicación. Utilizamos máscaras de Claudia López, pues su campaña a la Alcaldía fue que no iban a subirle al Transmilenio.
Después de esto realizamos otras acciones pedagógicas en Transmilenio (…): una semana antes del paro hicimos una acción: ‘la gente de bien invita a no ir al Paro Nacional’. Teníamos a Vicky Dávila, a Sarmiento Angulo, Uribe, Carrasquilla, Claudia López y otras personas que estaban diciendo que no hay razones para protestar. (…) Es necesario de alguna u otra forma, así sea en el plano simbólico, decir “Pues no así no son las cosas y ustedes son cómplices de todo lo que está sucediendo”.
Este paro ha tenido varias características. Una de ellas ha sido el registro en redes sociales, que responde a los medios de comunicación.¿Qué rol crees que hemos asumido en el Paro? ¿Qué hemos hecho y qué hemos dejado de hacer?
Hay varias lecturas. Me remito a una lectura que pone en aprietos a los medios de comunicación desde el asesinato de Javier Ordóñez: no se suelen nombrar las cosas por su nombre. Circuló un video en redes en el que es evidente que a Javier lo había asesinado la Policía. ¿Cuál fue el encabezado que colocó Caracol? ‘Supuesto procedimiento policial termina con la vida del abogado Javier’.
Los medios oficiales empiezan a moldear un discurso de que a Bogotá le está costando tanto el paro (…), es que la gente ya no se puede movilizar a sus casas. Entonces los medios alternativos (…), y todas las personas que deciden coger y alzar su cámara nos permiten ver otra mirada y eso no lo teníamos. Qué diferencia habría sido si cuando sucedió la toma del Palacio de Justicia uno de los magistrados hubiera iniciado un live.
Todo este señalamiento que ha habido en la prensa permite a un espectador completar la imagen. Uno siempre tiene la imagen un poco sesgada de un medio de comunicación. Pero si yo abro mis redes sociales y veo otra imagen que me está diciendo “Oiga es que no solamente están atacando Transmilenio, sino es que la Policía está matando a los muchachos”… son cosas que nos permiten completar la imagen de los medios de comunicación (…).
La primera acción en Semana fue mucho más viral. ¿Cómo llegaron y cómo se fueron? ¿Qué tan planeado estaba todo? ¿Te pasó algo? Mucha gente en redes preguntaba si estabas bien, si te habían retenido…
La acción en Semana tiene una espontaneidad muy fuerte. Nació primero como una pieza de teatro. Cada uno tenía el rol de un personaje, estaba Vicky Dávila, estaba Zapateiro, estaba Claudia López. Empezamos a decir “Bueno, estamos acá en el edificio de Semana la gente de bien de este país, ya estamos cansados de que nos estén rompiendo los vidrios”… En medio de esa acción yo salía y decía “Acá se está matando gente y ustedes no son capaces de hacer nada”.
Después de eso el personaje de Uribe manda a Zapateiro a que me controle, él me alza y me echan a la fuente de Semana. Tan pronto me echan en la fuente se tiñe de rojo. Ahí yo salgo, todos salimos listos para irnos antes de que llegue la Policía (…). Pero cuando la Fuente se pinta de rojo yo cojo el megáfono nuevamente y entro a la fuente y esa parte es la que se ha rotado bastante por redes.
Creo que ellos pensaron que solamente estábamos yendo a gritar frente a Semana, pero cuando nos fuimos se dieron cuenta que la fuente estaba teñida de rojo. Igual todo estaba cuadrado para que duráramos 10 minutos en el lugar y saliéramos, para evitar al máximo cualquier acontecimiento.
Nada de lo inicial salió en redes sociales. Y ese pedazo final quizá resaltó sobre otras acciones porque está realizada desde otro lugar más creativo ¿No? ¿Qué lectura haces sobre eso?
Nosotros los colombianos somos creativos. Somos completamente espontáneos, también en la forma en que nos aproximarnos a la protesta social (…). A mí me alcanza a sorprender todo el impacto que tuvo esto.
En la protesta social es necesario que nos reinventemos en muchos escenarios creativos. La marcha social es potente cuando uno está al interior de una manifestación, cuando uno siente la viveza, los gritos, las arengas… una energía particular que se teje con el colectivo. Esta acción por el contrario tenía una intención que si era mediática, buscaba generar esas otras miradas, podernos acercar desde otros lados y ser completamente contundentes con el mensaje (…).
Una acción que también me llamó mucho la atención fue la del colectivo de chicas trans, la del vogue. Me parece una acción creativa, teniendo en cuenta que son estos cuerpos disidentes frente a la Policía. Es confrontativo verlas ante los machos del Esmad con las armas, tratándolas de sacar, y solamente están bailando con una cinta de peligro en sus senos y con la cara cubierta, también diciendo ‘ese cuerpo disidente puede ser cualquiera’. Esa es la magia que tiene la capucha al ponérsela, al cubrirse el rostro.
Al final estas acciones están comandadas por mujeres y disidencias… ¿Qué piensas sobre eso?
Siento que igual nosotras somos creadoras de vida, independientemente de cómo la manifestemos. Para mí siempre estamos creando desde lo simbólico, desde lo territorial, desde la disidencia, desde la escritura.
(…) Yo creo que viendo la del fin de semana y la acción de las chicas trans son transgresoras en muchos aspectos. Siento que es por donde se ubica la feminidad, en otro lado que va más allá del supuesto pasivo que está en el cuerpo de la mujer y eso es transgresivo en la manifestación, porque es que ya somos las mujeres las que llevamos una lucha por nuestros cuerpos y por nuestras reivindicaciones sociales.
Nos estamos tomando las calles, no para decir que no vamos a construir con los hombres que tenemos al lado, pero para decir que ya no somos las mismas sumisas calladas que se ven más bonitas si no hablamos. Eso crea una potencia gigante.
Y luego tiñeron de rojo la fuente de Caracol. ¿Cómo estuvo eso?
Lo de Caracol fue porque estábamos completamente indignados con todo lo que sucedió con la Minga y los comentarios que hizo Caracol el día anterior (…). Porque si no son capaces de nombrar las cosas por su nombre, si no son capaces de tomar posición y también de desinformar, eso también es estar untado de sangre, es ser cómplice de esta verdad oficial que quieren crear para aplacar la movilización social.
En la acción de Caracol tenía un trapo negro que decía “Boicot a los medios oficiales”, y también estaban los chicos en el agua con máscaras de Caracol y de RCN untándose de sangre, la sangre de los muertos. Por el otro lado estaba yo también, denunciando con el mismo discurso (…)
Esta acción tuvo una cosa que no tuvo la de Semana y es que en esta tuvimos espectadores. En Caracol hubo gente que sacó cámara, que aplaudió y qué dijo “Es verdad” y que luego nos dijo “Corran muchachos porque si se quedan acá se pone fea la cosa”. También ponemos en una posición bastante incómoda a la Policía, porque no estamos haciendo nada, pero estamos tiñendo el agua de rojo…
¿Planean seguir haciendo estas acciones contra grandes medios de comunicación?
Lo que se planea sobre todo es hacer una campaña para que la gente cambie el canal. Nosotros en redes ya habíamos dicho alguna vez “Bueno, ya dejemos de leer Semana”, y empezamos a recomendar medios alternativos.
También está hacer pedagogía: “Listo, cambia el canal, no mires eso, pero mira que hay alternativas de medios de comunicación que son muy potentes y que te pueden mostrar otros lados que no estamos contemplando”, sin necesidad de tener un adoctrinamiento, eso tampoco es lo que se busca.
La gente entró esta semana en tónica de conversación, de pedagogía. ¿Cómo han sido tus vivencias de estos días de Paro Nacional?
Yo diría que han sido un llamado a la esperanza de que podemos construir un mejor país. De que los jóvenes no estamos conformes con el país que tenemos, y que podemos ejercer a través de la protesta social una forma activa de hacer democracia. En este país creemos que hacer democracia solo se refiere a la vez que votamos y nos olvidamos los otros cuatro años de la labor como ciudadanos.
(…) Con Escudos hacemos parte de la primera línea de defensa y protección a la manifestación, y más que eso somos parte del pueblo, de la inspiración para seguir luchando y alzando las voces de muchos que estamos en las calles. Mi lucha puede ser la de cualquier mujer trabajadora, estudiante, soñadora que quiere un mejor país.
Lo que se ha hecho con Escudos ha sido cuidar de los otros que salen a las calles. Uno de nuestros compañeros perdió en febrero el 90% de la visión por un disparo del Esmad. Ser primera línea (…) significa también cuidar a mi compañero, a mi compañera para que no le vaya a pasar lo mismo. (…) Reconocernos y siempre estar presentes para esa juventud que cree y lucha, sabiendo que somos parte de ellos y que ellos son parte de nosotros.
Por redes sociales se ha liderado el apoyo de mucha gente que se ha unido a esta labor de entregarles a los chicos que salen a las calles gafas, cascos o botiquines a las primeras líneas que se convierten en brigadas de primeros auxilios ahí en las calles.
¿Qué otras enseñanzas te ha dejado la gente en las calles estos días?
Otra de las enseñanzas que nos tiene que dejar este Paro como sociedad es el llamado a la vida. El llamado a un derecho básico: la protección de nuestro bienestar y nuestra integridad, que está siendo exterminada en este Paro. Aquellos que debían protegernos están teniendo facultades que no les corresponden, como la de castigar a los ciudadanos, y los están asesinando en la calle (…). Es necesario una reforma policial urgente.
Las primeras líneas han surgido orgánicamente estos días en varias ciudades. ¿Qué debe tener una primera línea? ¿Cómo funcionan operativamente?
Lo primero que debe tener alguien que quiera ser de la primera línea, como todos los muchachos que están saliendo a la calle, es que te mueva el amor. El amor hacia el otro, porque están poniendo en juego su integridad física por cuidar a un manifestante que quizá no conocen.
Otra cosa básica para cualquier manifestante, sea de la primera línea o no, y dándonos cuenta de toda la brutalidad policial, son elementos de protección (…). También hay cosas fundamentales como el apoyo de quien está detrás de esta primera línea. Hay unos que tienen neutralizadores y se los dan a los manifestantes para que no se desmayen por los gases, o para que no entren en pánico. También están las brigadas de primeros auxilios.
Una primera línea no está formada para el combate sino para la protección, pero igual la forma en la que ataca el Esmad es como si fuéramos el enemigo (…), o sea ni siquiera están disparando correctamente. Ahí es cuando esa primera línea se hace completamente necesaria.
Yo expandiría ese concepto a todo el ejercicio de ayudas que se ha evidenciado: la gente que ayuda con Escudos para llevarlas ayuda a otras líneas. Ayudar a un manifestante así sea con agua o comida, o si veo que están persiguiendo a un muchacho y le abro la puerta para que no (…) lo desaparezcan, eso es ser primera línea. (…) Este concepto que es amor y unidad y solidaridad y ternura: estar al lado del otro que no conozco pero que igual voy a cuidar.
Luego de tantos días de Paro, y de tantas noches tan largas que no paran de producir cifras siniestras, ¿Para dónde crees que va esto?
Yo siento que este Paro nos ha enseñado algo y es que esa normalidad a la que estábamos acostumbrados estaba mal. Que es necesario cambiar ciertas cosas juntos. Y así como nos ha mostrado todo lo de la solidaridad y el cuidado al otro, y la colectividad, también nos ha enseñado que es importante proteger la vida, y proteger la vida lo digo en un sentido también político, en un sentido en el que el Estado debe garantizar la vida.
Yo lo que creo, (…) es que se logre de verdad un pliego de peticiones que sea acorde al sentir de las personas que están poniendo la sangre en las calles. Un pliego de peticiones que salga desde la comodidad del escritorio del comité del paro, o de otras organizaciones que no están saliendo es algo ilógico. Esto debería ser una construcción popular, o al menos un diálogo de “Venga sentémonos alrededor de una olla comunitaria y construyamos este país que queremos juntos, construyamos está Colombia ideal”.
¿Qué piensas sobre el carácter intergeneracional de ese pliego? Porque esa ha sido otra característica del paro: quienes están afuera son personas muy jóvenes.
Completamente de acuerdo. Es como si los jóvenes dijéramos “Ya no más. Queremos un país distinto al que ustedes nos enseñaron que teníamos que tener, y este país distinto lo queremos construir nosotros juntos. Tal vez no tengamos las claridades de si lo haremos mejor pero por lo menos nos impulsa ese amor”. Y cuando las cosas están impulsadas por el amor tiene principios fuertes (…) como si tuviera una gracia.
Acá un muchacho de 20 años ha vivido toda la vida alrededor de Uribe. Lo único que conoce como democracia es el uribismo. Ya es necesario que se piense distinto (…). Llegó el momento de decir: “déjennos a nosotros”. Aprendimos de sus errores, con toda la humildad posible. Pero queremos construir nuestros sueños y hacer realidad nuestras utopías.