Cuando imaginamos un festival de música, lo que nuestra mente imagina son luces estridentes, bajos que retumban contra nuestros pechos, escenarios enormes llenos de instrumentos, pantallas y cabinas. También tenemos presente la emoción agolpada contra las barandas, así como las largas filas, la comida, la espera en los baños, el cansancio de las tres de la mañana caminando hacia las puertas de salida.
Todo un esfuerzo colectivo para tener un par de días con memorias inolvidables sobre nuestras bandas favoritas que vamos a atesorar durante muchos años.
Y aunque esas memorias se lleven el protagonismo, esta es solo una de las caras que existen en la construcción de un evento tan masivo. Detrás de él, y de ese montón de experiencias estéticas, hay un enorme grupo de personas que trabajan para que esto sea posible, en donde cada vez más, las mujeres se abren paso en cargos tradicionalmente masculinizados.
Pese a que labores dentro de un evento, como la producción y montaje, en algún punto fue un área de predominancia masculina, hoy en MANIFIESTA, apostando por una participación más paritaria dentro de la gestión cultural y los diferentes cargos que este sector engloba, presentamos la labor de algunas mujeres que con su trabajo desde diferentes áreas sostienen los tres días de este festival.
María Laura Vásquez: dirección de mercadeo

Maria Laura es la encargada del área que impronta la marca del festival en audiencias creyentes y nuevas, con el fin de conectar sus experiencias a la de la música en vivo. Así, en parte, se ha construido el público que lleva haciendo parte de Un Mundo Distinto desde 2010. Su cargo le exige estar a cargo de un gran equipo de 16 personas y dirigir de forma creativa y estratégica la producción del festival, siendo un pilar importante que guía la comunicación dentro del mismo. Un área primordial, pues es quién decide cómo sale el festival a los ojos de todos aquellos que se reúnen a este ritual masivo, “Sin mercadeo —añade Laura— no sería posible hacer que el festival llegue a la gente de la forma que lo hace, siempre desde el amor e intentando crear estrategias muy diferentes a las de otras productoras”.
El área de mercadeo ha mejorado paulatinamente la participación de mujeres. Cuando Laura llegó a la organización de Páramo, hace cinco años, se encontró con un panorama donde trabajar con otras mujeres era una posibilidad escasa. Apenas contaba con una compañera: “Era una empresa de hombres, solo los cargos básicos eran llevados a cabo por mujeres”, dice ella. Sin embargo celebra la transformación de esto, pues le ha permitido conocer otras dinámicas y perspectivas de trabajo hecho por otras mujeres como ella, aproximando ahora el porcentaje al 40% de participación femenina en su área.
Poco a poco, tener mujeres a la cabeza inspira a las que apenas se vinculan. Laura dice que esta paridad es vital porque se desligan de todos los imaginarios sociales del cuidado y encuentran nuevas formas de construir su trabajo. La representación es importante para el mercadeo, pues pese a que es un trabajo complejo, Maria Laura, se ha inspirado en su labor y en la de otras compañeras para seguir adelante y aplaudirse entre ellas por sus logros.
Pilar Mejía: productora de bienestar

Pilar es la encargada de la alimentación, transporte y hospedaje de todas las personas que trabajan en la producción del evento, quienes están directamente contratadas por los organizadores. También gestiona las zonas de bienestar: baños, camas y duchas para aquellos quienes son proveedores del festival que requieran alojamiento. Esto, junto al manejo de basuras del festival y el aprovechamiento de residuos, cosa de la que también se encarga, la hacen una de las cabezas de trabajo más importantes para el desarrollo y gestión del Festival Estéreo Picnic. Su labor es un cargo reciente, nacido del crecimiento del mismo evento, que por primera vez se utiliza en el festival.
En la producción de bienestar, Pilar encuentra un equilibrio del trabajo entre hombres y mujeres. Su aproximación en porcentaje es de un 50%, y considera que desde allí todos brindan sus virtudes y aportan el 100% de lo que saben para generar un trabajo balanceado en labores y con buenos resultados. Este año ha sido uno de los años con mayor participación de mujeres no solo como cabezas de diferentes áreas, sino también como asistentes.
Pilar considera que el machismo ha disminuido desde que las mujeres han participado de cargos como el suyo, pues en anteriores ocasiones ver proveedores que ignoraban o pasaban de lado de aquellas quienes ejercen labores de producción era pan del día a día, pero ahora hay redes más colaborativas de aprendizaje y respeto. Esta área en próximas ocasiones contará con más personas, de las que también se espera una visión transversal sobre las políticas de paridad.
Ana María Ospina: productora de campo para sponsors

Ana es la encargada de coordinar el montaje, la operación en campo, la distribución de espacios y de propender las condiciones adecuadas para que las marcas puedan realizar las activaciones del festival. También se encarga del montaje de todas las barras de licor del evento. Los sponsors son los patrocinadores que hacen posible la realización año a año del FEP y tienen a disposición el territorio. Esta área es de suma importancia, pues es el músculo financiero que apoya la viabilidad de un proyecto tan grande como un festival masivo de tres días.
Cada vez, cuenta Ana Maria, llegan más mujeres a la producción de campo, donde las cabezas son, según su aproximación, un 80% mujeres; un porcentaje importante pues muestra cómo muchas más mujeres han logrado alcanzar un nivel de importancia dentro de la gestión de eventos. Aunque es un área compleja que requiere un desgaste físico amplio, pues es uno de los cargos que más días trabaja en el montaje, la participación de mujeres ha avanzado tras romper el mito de que la fuerza solo puede ser masculina.
La representación es importante para Ana porque “Los productores no solo son productores en los eventos, sino en la vida” dice, y por ello, sus historias animan a que más mujeres se vinculen a estos procesos, tal como sucedió cuando se dedicaba a enseñar a tocar batería en Medellín, durante un momento donde esto no era común. Tras ella, vio venir una oleada de alumnas que luego plantaron semillas en dicha ciudad y espera que suceda lo mismo con la producción:“En mi vida siempre he sido un referente de alguien que dice ay esto también lo pueden hacer mujeres, y lo hacen bien”.
María Fernanda Tovar: productora de campo VIP

La labor de María Fernanda es la producción de los VIP, velando por los recursos y la planeación para que funcionen correctamente todas las áreas de estos espacios como restaurantes, sponsors, barras de licor, logística y bienestar. Es la encargada de que los asistentes sean los protagonistas de la experiencia de vivir el festival, planeando y ejecutando espacios inolvidables para su comodidad y diversión.
María Fernanda considera que, aunque la mayoría de mujeres son cabezas de equipos de trabajo, el porcentaje está en un 10% de participación, teniendo en cuenta no solo su área, sino toda la producción de campo. Esta área se complementa muy bien con la participación de las mujeres que aportan a toda la parte metodológica del montaje, resaltando su organización y detalle en el mismo, junto con las personas que llevan la batuta en la movilización de materiales.
María Fernanda considera la posibilidad de darle más plataforma a sus trabajos, para que la gente, especialmente otras mujeres, puedan conocer, interesarse y paulatinamente vincularse a estas labores, pues reconoce que su trabajo,aunque duro, es gratificante, sobre cuando el público llega y ve que todo lo que realizó valió la pena.
Laura Dulce – Producción y dirección artística del Domo Budweiser
Laura cuenta que cuando entró a Páramo, al equipo de dirección de arte, ingresó a un equipo casi en un 80% conformado por mujeres. Lo más importante para Laura es que el equipo estaba liderado por mujeres. «Para mí como mujer fue muy inspirador saber que mi jefa era una chica que había llegado a su puesto y que había revolucionado con su arte y que me estaba dando la oportunidad de trabajar a la par con ella», afirma ella.
Aunque ya no hace parte de la organización de planta, Laura sintió que cuando estuvo rodeada de mujeres en su equipo no se sentían jerarquías ni «Una pirámide conformada por hombres para hombres». También sintió que las mujeres le aportaron mucha sensibilidad a los procesos de trabajo de su departamento.
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