#NoSoyTuMusa: nuestras recomendadas culturales de marzo

Hace unos días terminó marzo y con abril llegan las recomendadas culturales del mes pasado. Esta vez les traemos una selección que incluye libros, podcast, performance de colectivas latinoamericanas, discos, películas y hasta un red de teatro de mujeres. ¡No se lo pueden perder!

Se acabó el mes de la mujer trabajadora, empezó abril y con él llegan nuestras recomendadas culturales en otra edición de #NoSoyTuMusa. Esta vez las recomendadas vienen de parte de Asonada Bailable, una mujer lesbofeminista, maestra, filósofa renegada y selectora por diversión, trabajo temas relacionados con violencias basadas en género, investigo y escribo sobre la movilización social de las mujeres diversas y sus espacios culturales y artísticos.

Aquí están:

Performance: La yeguada latinoamericana

El grupo artístico transfeminista guiado por Cheril Linett logra provocar el deseo de una deserción urgente de la violencia constitutiva de los estado-nación latinoamericanos, cimentados sobre los cuerpos explotados de pueblos originarios y animales. La yeguada es la invitación a fugarse de la
humanidad cisheteronormada e individualista para trotar, relinchando, al reencuentro con la manada que se rebela con su bestialidad contra la condición de máquinas de trabajo al servicio del caudillo-genocida, de la máquina extractiva, de la reproducción en masa. Es, también, una propuesta insurgente que refresca los repertorios de la manifestación feminista.

Los performances de la Yeguada, en sí mismos, han mutado para contestar una historia de represión inscrita en los espacios públicos que han sido regulados institucionalmente tanto por la iglesia católica que ha aniquilado las voces de los pueblos indígenas, como por las burocracias de la memoria
transicional postdictadura, en momentos álgidos para Chile. En enero de 2018 ocuparon los alrededores de la Catedral Metropolitana de Santiago para presentar Banda de guerra el día que el papá Francisco ofició la misa de su visita al país. Ese mismo año realizaron una contramarcha llamada Gloriosas, el día nacional de la parada militar o el desfile tradicional de los carabineros y fuerzas militares chilenas.

Para acompañar la revuelta social de Octubre presentaron dos obras: Estado de rebeldía, una toma en cuatro escenarios emblemáticos de Santiago: El Archivo Nacional, La Alameda, La casa central de la
Universidad Católica y La plaza de la Dignidad (antes conocida como Plaza Italia) y Orden y Patria, un plantón realizado en espacios de tortura sexual y represión de los carabineros durante las protestas (Comisarías y monumentos) en el que se puede leer la palabra “violadores” entre coronas de flores sostenidas por Yeguas semidesnudas.

El manifiesto visual para la revuelta de Octubre puede verse acá.

Álbum: Las hijas de la rebeldía
Artista: Polikarpa y sus viciosas

Uno de los hechos musicales más importantes para el corazón de quienes extrañamos la noche y el pogo durante la crisis recrudecida por el encierro pandémico es el lanzamiento de Hijas de la Rebeldía. No solamente porque extrañemos la seducción y el ritual de comunión que se encuentra en el choque de los cuerpos, sino porque Hijas de la Rebeldía expresa un coro de insurrección que nace del encuentro directo con el movimiento social de mujeres y es el resultado de un proceso político y creativo que concibe la tarima como un espacio de acción directa. Las letras del disco profundizan el mensaje transgresor que las Polas le trajeron a una escena evidentemente patriarcal en los años noventa y logran expresar todas las aristas de la violencia estatal en los cuerpos de las mujeres y la vida de los campos.

En Caquetá, por ejemplo, desmontan la idea común entre los tecnócratas y analistas de escritorio sobre la violencia causada por una supuesta ausencia del estado y nos revelan la verdadera cara de esa ultra-presencia: territorios militarizados, masacres justificadas, corrupción y miseria. La confluencia con mujeres indígenas, campesinas, trans, lesbianas, jóvenes y niñas en la propuesta que decidieron llamar “la audiencia musical para mujeres”, se ha convertido en pequeños manifiestos sonoros como Botín de
Guerra, Víctimas nunca más, Mujeres por la resistencia o Aborto que nos permite reconectarnos con esas otras que, contando sus historias, nos han entregado su rabia como bandera de libertad.

Hijas de la rebeldía es una cosecha cultivada entre muchas experiencias que alimenta las ganas de vivir. También es el testimonio de la transformación, el crecimiento y el compromiso político de tres mujeres
que, un día, se plantaron entre un montón de punkeros, en una tarima mal montada a decir: ¡ESTAMOS HARTAS!

Álbum: La Maga
Artista: Alejandra Restrepo

El resurgir del movimiento de cantautoras latinoamericanas ha sido emocionante y también ha renovado la idea que tenemos del disco como objeto y de las presentaciones en vivo. Esa es, al menos, la invitación que nos hace Alejandra Restrepo con La maga, una producción artística que integra la música con el dibujo, la escritura y un espacio pedagógico llamado “el recetario de la creatividad” para que la/ le oyente-observadore se involucre y experimente con sus propias virtudes y miedos. Las
presentaciones de Alejandra Restrepo ocurren en escenarios como bibliotecas, ferias, casas culturales y son una oportunidad de interlocución a la luz del día, donde se comenta el espacio, el tiempo y la historia de cada canción mientras pueden verse los dibujos que acompañan las composiciones.

En el disco hay trazos sonoros de milongas, trova, de porro que están acompañados por letras poéticas y cinemáticas como las de El rio, que atraviesan los oídos y nos permite redirigir la mirada a los detalles
del agua, del bosque y de la luz. En Milonga del tigre se explora la furia y el odio como una fuerza animal indómita pero vulnerable y en La Maga la conexión de las mujeres con la siembra. Oír y conocer el trabajo de Alejandra Restrepo es una oportunidad para abrazar los sentidos y las fragilidades. Se puede conseguir acá.

Podcast: Carreta de recetas
Podcaster: Vanessa Villegas

Este podcast escrito por Vanessa Villegas es un juego narrativo muy interesante que enreda, desenreda e ilumina conexiones insospechadas entre los caminos de varias mujeres creadoras, escritoras, investigadoras, sus trabajos y perspectivas sobre temas como el lenguaje, la música latinoamericana, la gastronomía o el teatro con la tradición migrante de alimentos que nos encontramos diariamente en nuestras cocinas. Cada episodio se teje alrededor de preguntas sobre cómo la historia hecha por
hombres, europeos, blancos y la misma colonización ha configurado nuestras interpretaciones sobre las palabras y sus usos, las tradiciones culinarias y las practicas de las mujeres tanto como ha vilificado o
glorificado a alimentos mundanos como el plátano, la mantequilla, el maní o los fríjoles.

Gracias a este podcast logré reconciliarme con la remolacha, conociendo su agitada vida interior con una lectura más generosa de la bitácora de viajes que la trajo hasta acá y pude aprender sobre mujeres protagonistas de
algunos escenarios culturales latinoamericanos que han tensionado los cánones epistemológicos en sus distintos campos de acción.

Libro: Miradas en espejos de agua.
Autoras: Yeiny Neuta y Sylvia Gomez
Editorial: Enjambre (Colombia)

Yeiny es licenciada en artes visuales, autoridad de la comunidad Mhuysqa de Bosa, educadora popular y hace parte de la red de parteras Mhuysqa de Bogotá. Sylvia es comunicadora y agitadora cultural que hace parte del colectivo editorial Ruge, desde donde motiva a encontrarse con el dibujo y el fanzine autogestionado como una posibilidad de expresión para quienes decimos no tener talento. El encuentro de estas dos sensibilidades artísticas y plásticas ocurrió en torno a la convivencia, la escucha en círculos de palabras y el habitar el territorio con la comunidad muisca en la sabana de Bogotá y dio lugar a Miradas en espejos de agua, una exploración en clave poética y táctil de reflexiones en torno al buen vivir, el cuidado del agua, la resistencia comunitaria indígena, el autogobierno y las relaciones entre el
campo y la ciudad.

El formato del libro y las técnicas utilizadas permiten contrastar, pero también conectar las miradas de ambas: Sylvia dibuja con tinta y trazos firmes sobre extensiones blancas de papel los tejidos y las corrientes hechas mujeres y Yeiny compone imágenes con materiales como cuerdas, tabaco, granos de maíz que evocan la cotidianidad del cuidado y el vínculo entre generaciones pasadas y presentes. El libro está diseñado para ser visto, tocado y leído sin ningún orden y está dispuesto como un mapa plegado que, al expandirse, vincula a las dos autoras en ese espacio físico
habitado y compartido. Es un gran objeto para tener y para visitar y se puede conseguir acá.

Colectiva: la chola contravisual
País: Perú

La chola contravisual es una colectiva feminista radicada en Huancayo (Perú) que se dedica a acompañar, crear y explorar narrativas audiovisuales que fisuran las historias oficiales de las mujeres y disidencias sexuales del Perú. La Chola se ha posicionado también como uno de los grupos de realizadoras más importantes que están registrando la movilización feminista en Latinoamérica. En este sentido, se han comprometido con dirigir la mirada sin imposiciones urbanas o vestigios coloniales hacía las vidas de las mujeres trans indígenas que han migrado a las ciudades, han acompañado a las mujeres que ponen la conversación sobre el aborto en comunidades campesinas y ancestrales que cargan con las huellas del terror de las esterilizaciones forzadas.

También han documentado la apuesta de bandas lesbianas de punk en Chile y han contribuido a gestar una escena cultural feminista que es, a propósito, un crisol hermoso y rebosante, en la casa cultural La Munay. Se puede ver algo de su trabajo en la videoteca alojada aquí.

Película: El alma del maíz.
Directora: Patricia Restrepo

La película El alma del Maíz hizo parte del ciclo de proyección y conversatorios Resignificar las imágenes, una curaduría de la Cinemateca de Bogotá que resalta el trabajo de las cineastas colombianas Marta Rodríguez, Patricia Restrepo, Camila Loboguerrero, Marta Hincapié Uribe y Laura Huertas Millán.

Recomiendo escuchar los conversatorios que se pueden encontrar acá.
El trabajo de Patricia Restrepo es fundamental tanto para la historia del cine en Colombia como para el movimiento feminista. A finales de los setenta, Restrepo se unió al colectivo Cine Mujer fundado por Eulalia Carrizosa y Sara Bright y que también recibió a Ana María Echeverri, Clara Riascos, Dora Cecilia Ramírez, Patricia Alvear, Rita Escobar y Luz Fanny Tobón. Gracias a Cine Mujer tenemos un testimonio audiovisual del primer EFLAC y se abrió la puerta para que las directoras se tomaran los espacios en un arte dominado por hombres, que trastocara y retara los lenguajes y la mirada masculina sobre los personajes femeninos y la estética cinematográfica.

Un ejemplo de este revolcón es El alma del Maíz (1995), una película que retrata la primera guerra de las bebidas de Guateque (Boyacá), un conflicto entre las y los indígenas y el gobierno colono por la imposición del aguardiente como bebida embriagante oficial sobre la ancestral chicha. La dirección de Restrepo pone a girar este conflicto en torno a la noción del vínculo y logra encarnarlo en el personaje de Salvadora (Alina Lozano), una mujer indígena que dirige una chichera y que es exiliada de su comunidad cuando entra en vigor, arbitrariamente, la ley del corregidor que prohíbe el consumo de chicha.

Salvadora protagoniza escenas que nos permiten entender la tremenda interconexión entre los lazos maternales con el hijo que acaba de parir y los lazos comunitarios que se han tejido en torno a su labor. Su presencia nutre y anima la fiesta en torno al fuego, la música y permite mantener vivas las
historias sobre los comuneros muertos en resistencia. La ausencia causada por su exilio amenaza con marchitar un pueblo y en ese nudo narrativo el entorno menguante, en una paleta de colores fríos, está sonorizado con llantos de bebes y mujeres siendo perseguidas por las autoridades.

La revolución, nos quiere decir Restrepo, también es una gesta femenina y ocurre cuando se encuentran las mujeres en el desarraigo, cuando cruzan las aguas, aunque siempre haya un precio alto que pagar por esa osadía. El alma del maíz fue restaurada en 2018 por la fundación Patrimonio Fílmico en alianza con Señal Memoria y se puede ver en RTVCplay.

Libro: Soñé que soñaba
Autora: María Cristina Suaza

Como una tradición para cada marzo busco explorar la memoria de las mujeres que han hecho trocha dentro de los feminismos en Colombia. Soñé que soñaba es la lectura para una catarsis afectiva, política y transgeneracional, el abrazo para sanar los dolores, acompañar las frustraciones, y revivir las inmensas alegrías y el ímpetu propias de asumir la militancia en el feminismo como una ética, una práctica cotidiana, un escenario de disputa y una confrontación constante.

Cris Suaza hace una crónica de su paso por los grupos feministas que surgieron en Bogotá entre 1975 y 1982, nos cuenta los múltiples caminos por los cuales pudo conocer, sentir, entender y conectar con el aborto como una resistencia política y cómo sucedieron las primeras marchas públicas por el derecho a decidir, los intercambios entre los movimientos de liberación homosexual en Medellín y las feministas de Bogotá, desentraña los pormenores de la organización del primer encuentro nacional feminista, las fricciones y amores de encontrarse con esas mujeres de otras ciudades que empezaron a pensar el primer EFLAC (Encuentro feminista latinoamericano y del Caribe) y lo que vendría después.

Una vida descrita con la voz característica de una feminista, es decir, una voz que cuenta el cuento trayendo las palabras de otras, en un contrapunteo constante con sus experiencias, que reconoce en las anécdotas y sentires cotidianos las raíces de nuevas posibilidades. En el libro se pueden encontrar fotos, cartas, ilustraciones y documentos que sitúan la experiencia vital y se convierten en memoria de un movimiento social.

Un libro recomendado para tomarse de la mano con las pioneras y sosegar la incertidumbre, para entender que hay preguntas difíciles que tal vez nunca lograremos resolver. El libro se puede descargar aquí.

Grupo: Las cholitas escaladoras
País: Bolivia

La cordillera de los Andes es el eje y el sustento del espíritu latinoamericano. Sus cimas son una obsesión delirante, un embrujo, la oportunidad de hablar con las diosas y un sueño inalcanzable. Sin embargo, el fluir orgánico por las cimas también ha sido colonizado. En la historia de las grandes hazañas del montañismo andino sólo encontramos las “conquistas” de hombres blancos, europeos, los autores que trazaron las primeras rutas para subir a las cumbres a costa del trabajo de las comunidades indígenas.

Este es el caso de algunas familias aymaras que viven cerca del Huayna Potosí (6088m) en Bolivia. Sobreviven por el turismo deportivo y han convertido su relación con la montaña en una mera experiencia de trabajo explotado. A pesar de todo, un grupo de mujeres aymaras se reúne en el 2015 y dejan su rol de cocineras de los escaladores en las faldas de las montañas para llevar las suyas, las polleras, a las alturas del Huayna Potosi (6088m). Sin equipos a sus medidas, cargando provisiones entre el awayo y gracias a la protección y la guía de la hoja de coca, las cholitas escaladoras han subido también el Illimani (6438m), el Sajama (6542m) y en 2019, Ana Lía González y Elena Quispe (dos de las cholitas) alcanzaron la cumbre del Aconcagua (6962m). Algunos medios narran esta experiencia como
un “ejemplo de superación”, como si las cholitas estuvieran alcanzando un objetivo externo a sí mismas.

La verdad es que las cholitas escaladoras están reclamando lo propio, volviendo al viento sin mediaciones y retomando la relación con la cordillera interrumpida por la colonización. El perfil de IG de las Cholitas por acá.

Grupo musical: Chirimía alegres citadinas
País: Colombia

Las alegres citadinas son un grupo bogotano de chirimía en formato caucano que conocí en espacios feministas y a quienes muchas les debemos la apertura a las conversaciones, reflexiones y cuestionamientos que transcurren o quedan abiertos en los intercambios y colaboraciones con las mujeres indígenas, campesinas y negras que llegan a la ciudad en las movilizaciones, mingas y protestas nacionales.

La propuesta de creación colectiva, feminista y política de la chirimía ha alimentado las marchas, los festivales musicales y los espacios culturales para mujeres y disidencias sexuales y de género de la ciudad y ha tendido un puente con la música tradicional que, por ser creada e interpretada casi siempre por hombres, no circularían en vivo en estos espacios. Durante las cuarentenas de la pandemia compusieron dos bambucos: Extrañanzas y Vuelo de libertad, dos caras muy distintas de las sensaciones de nostalgia y de separación en el encierro. Una, sobre las añoranzas de cercanía con nuestros afectos cotidianos. El otro, sobre la soledad de las y los presos políticos en las cárceles. Han colaborado con La muchacha y tienen una versión del himno nacional que cuestiona la idea de la patria paramilitar.

ÑAPA
Red de mujeres de teatro:


El pasado 27 de Marzo, en el Día Internacional del Teatro, un grupo de dramaturgas, directoras, actrices, coreógrafas colombianas lanzaron la Red de mujeres de teatro como un homenaje a todas aquellas a quienes el arte de la representación les fue negado. En el siguiente link podrán encontrar el video manifiesto de lanzamiento y la invitación a integrar la red a todas aquellas mujeres que habitan los escenarios, los teatros, los espacios culturales con roles pedagógicos, artísticos, técnicos y administrativos.

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