Poco tiempo, nuevos fichajes y finanzas inciertas: así arranca la Liga Femenina Betlplay Dimayor 2023

Subcampeonas del mundo en octubre de 2022, a pesar de los casos de abuso sexual en la Selección Colombia Sub 17 y la Liga bogotana denunciados ante el Ministerio del Deporte en agosto pasado. 

Subcampeonas de la Copa América en julio, y eso sin sumarle los goles de Yoreli Rincón o Natalia Gaitán, figuras colombianas destacadas en Europa y presuntamente ‘vetadas’ de una selección a la que le reclamaron pagos y condiciones laborales justas. 

Aún siendo Campeonas mundiales de Fútbol de Salón el año pasado, el desempeño de las mujeres futbolistas en Colombia no parece ser suficiente para que sus directivas, la Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), programen una liga femenina digna que dure más de cinco meses.

Programada para jugar fase de grupos por menos de cuatro meses: del 4 de febrero al 21 de mayo, y para no coincidir con el Mundial de Nueva Zelanda en julio y la copa Libertadores en octubre con sede en Cali, Bucaramanga y Armenia; la séptima versión de la Liga Femenina Colombiana de Fútbol arranca con la zurda este 2023. También con pocas certezas de que los 17 clubes que van a participar ahorita tendrán una liga continua en el segundo semestre. En cambio en la modalidad de varones, jugar torneos nacionales e internacionales de manera simultánea no es un conflicto de fechas.

A pesar de esto, y de las promesas fallidas de Ramón Jesurún sobre ‘una liga de todo el año’ en 2022, exjugadoras, debutantes y entrenadoras sienten esperanza con esta nueva temporada. Sin embargo, queda la pregunta sobre cuándo tendremos un torneo extenso y en condiciones dignas para las jugadoras de fútbol profesionales de nuestro país. En MANIFIESTA hacemos un recuento de las condiciones de desventaja, los nuevos fichajes y las inversiones fallidas con las que arranca esta nueva edición de la Liga Femenina.

Nuevos refuerzos y patrocinios

Tanto las pioneras de la selección del 98 como las ‘Superpoderosas’ se sienten precursoras del avance de las condiciones que tanto clubes como marcas patrocinadoras brindan hoy a las jugadoras profesionales. Es el caso de los equipos de la capital del Valle: Deportivo Cali y América. Aprovechando su posición de local para la Libertadores decidieron prepararse desde este torneo con jugadoras como Luisa Agudelo y Gabriela Rodríguez, que vienen directamente del subcampeonato mundial en India. 

Atlético Nacional, por su lado, se adelantó a su rival de patio, el Deportivo Independiente Medellín, tras firmar convenio para la Liga el club con Formas Íntimas, anterior aliado del ‘Poderoso’. Este es el único club femenino colombiano que ha logrado conservar su nombre, aun cuando debe utilizar la casaca del equipo que contrata a sus jugadoras. 

En la capital, las Embajadoras se reforzaron para el campeonato con la arquera mexicana Natalia Acuña y la delantera argentina Paloma Fangiano, exjugadora de Racing de Avellaneda. Y jugando para ‘las leonas’ de Santa Fe regresa la delantera Oriánica Velásquez, recordada por cuestionar decisiones de preparación de la Selección Colombia femenina de cara a competencias del ciclo olímpico. 

Equipos de tradición como el Real Cartagena y Cortuluá se enfrentan de nuevo, gracias a esta liga, con conjuntos reconocidos como grandes en el fútbol profesional colombiano.  La composición de los 17 equipos le envía un mensaje a la Federación Colombiana de Fútbol, pues le han devuelto la atención a figuras que se han enfrentado a las directivas como Vanessa Córdoba y Daniela Montoya. También le están dando voz a la escarlata Carolina Pineda y siguen cultivando estrellas como Linda Caicedo, a punto de dar un salto hacia las ligas europeas.

Entre las jugadoras profesionales de diferentes generaciones se mantiene la teoría de un veto por parte de la Federación: no han convocado para la selección o los Olímpicos a diferentes jugadoras que han hecho denuncias contra las directivas. A algunas de ellas las veremos anotando en esta Liga 2023. Hay otras que permanecen en el exterior o “jubiladas a la fuerza”, como anotó Oriánica Velásquez. Isabella Echeverri, Daniela Arias y Melissa Ortiz, también entran en esta lista. 

Las denuncias por parte de las jugadoras no paran. Incluso, ante el anuncio de la temporada femenina por parte de Fernando Jaramillo, presidente de la Dimayor a través de RCN Radio, la exarquera del Deportivo Cali e hija del ídolo de la Selección Masculina Óscar Córdoba, aseguró que un patrocinador internacional que garantizaría el presupuesto para 4 años de contratación de las jugadoras fue rechazado por esta dirigencia. 

Sus demás compañeras, por su parte, han reclamado una distribución más justa de los premios recibidos por el seleccionado, les han señalado los incumplimientos en cada promesa y les han recordado que “el fútbol es un deporte para mujeres que los hombres aprendieron a jugar”.

Aunque la plataforma de apuestas Betplay continuará con su apoyo al torneo durante el primer semestre del año, junto con marcas que históricamente han apoyado el fútbol como Águila y Golty, y marcas nuevas como Gatorade y Cabify, no se sabría mucho de la estructura interna con la que va a funcionar la liga este año, ni los números que proyecta. 

Recordando el error de cálculo en la Liga del 2020, cuando la Dimayor tuvo que devolver 600 millones de pesos al Ministerio del Deporte por no usarlos en las competencias de ese año, nos comunicamos con el presidente Fernando Jaramillo para obtener una versión más detallada, pero no nos respondió. 

Aunque con pocos años de evolución, la Liga Femenina Betplay 2023 llega con gran nivel técnico y juego limpio. Así lo ve Diana Osorio, gerente y cofundadora de The Coach, una de las marcas organizadoras de la Copa Ídolas 2022, un torneo que buscó hacerle frente a la ausencia de la liga el segundo semestre del año pasado. 

“Fue una inversión porque más de la mitad de los recursos para traer clubes internacionales la hicimos nosotros”, cuenta Diana, poniendo el certamen como un ejemplo de inversión de las marcas en el fútbol colombiano. “Es difícil porque todavía los números no dan y eso se debe a que no haya una liga estable, pero el fútbol femenino tiene la ventaja de menor violencia en los estadios, que hace que las familias lleguen a los escenarios y las transmisiones”, afirma. 

¿Seremos la segunda división del fútbol profesional colombiano por siempre? 

Aunque hoy ya conocemos los listados, nombres, fixtures, fechas, equipos confirmados y las marcas patrocinadoras más grandes, el misterio, las promesas incumplidas y la ausencia de las voces dirigentes del fútbol profesional colombiano siguen rodeando a la liga femenina.  

Un ejemplo de esto ocurrió el pasado jueves, durante los Premios Fémina Fútbol 2022, el certamen nacional que reconoce a las figuras del fútbol femenino en Colombia. Esa noche el público se quedó sin poder premiar a dos de sus estrellas: Catalina Usme, quien seguirá siendo volante del América de Cali, y Linda Caicedo, quien se prepara para dar el salto al extranjero. Sus premios los tuvieron que recibir Carolina Pineda, la mediocampista escarlata, y doña Hermelinda, la mamá de la delantera sub17.  

“No las dejaron”, dijo Nathalia Prieto, periodista deportiva precursora del cubrimiento del fútbol femenino en el país. Ella, junto con otros organizadores del premio, invitaron a la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) y a la Selección de mayores a asistir a la gala. “Les contratamos un bus y cuando llegó, no las dejaron subirse por ‘órdenes de arriba’”, cuenta. 

Le preguntamos a Ramón Jesurún, presidente de la FCF, si era cierto. Nos contestó que no, y al leer las preguntas de por qué otra vez habría una liga femenina de 4 meses en lugar del torneo de todo el año que prometió en julio de 2022, dejó de contestar. 

A pesar de eso, Nathalia Prieto y jugadoras como Manuela Acosta, quien cambió el fútbol por exigir condiciones dignas para sus compañeras de equipo desde la tribuna del activismo, piden que el ecosistema del fútbol se construya entre todos, incluyendo a los dirigentes. 

“También hay directivos muy buenos, que quieren hacer mucho, pero hay directivos que ni siquiera se enteran”, aseveró Carolina Pineda, jugadora del América no convocada para la selección. Ella responsabiliza a entrenadores que, en nombre de la competencia por las direcciones técnicas, tratan a las futbolistas de ‘complicadas’ y ‘difíciles de manejar’. 

En la Selección Colombia se volvió común que jugadoras como ella, que hablan sobre temas sensibles como el abuso y el acoso sexual en el deporte, enfrenten represalias o discriminación. La medio campista del América de Cali asegura que alzar la voz por muchas mujeres le ha traído problemas en su vida personal. “Me ha tocado ver a muchas compañeras que han vivido abusos y acosos sexuales en sus equipos, con entrenadores y creo que Dios a cada uno nos da un lugar, y si Dios me ha puesto en el lugar de denunciar, tengo que hacerlo”, afirma. 

Aunque la voluntad de otros líderes estuvo ausente en la gala y se asoma tímida en un nuevo torneo corto en 2023, jugadoras, entrenadoras, pioneras, divisiones menores, periodistas y marcas siguen con la camiseta puesta para visibilizar el fútbol femenino: invirtiendo su dinero, su fuerza laboral y sintiendo la rabia de atestiguar injusticias tras tantos triunfos. 

“Cuando amas lo que haces no te das por vencida”, dice la pionera Adriana Pardo. “Con disciplina, y además las oportunidades y el apoyo que nosotras no tuvimos, podremos demostrarles a los hombres que las mujeres también sabemos jugar bien al fútbol”. 

Todas las creyentes del fútbol femenino siguen demostrando que están juntas, a pesar de posibles vetos y un sistema que ellas mismas describen como obsoleto. “Lo profesional no nos lo da el contrato”, declaró Manuela Acosta antes de entregarle el premio Fémina Fútbol de Jugadora Influyente 2022 a Vanessa Córdoba. Al anunciarla, simplemente dijo: “amiga, sigámosle dando la vuelta al cuento”.

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