Suicidio en Colombia: 81% de las víctimas en 2021 fueron hombres

*Advertencia: este contenido trata temas sensibles como el suicidio. Si necesitas ayuda, has tenido ideaciones suicidas o conoces a alguien que necesita ayuda o ha tenido ideaciones suicidas, quizá este artículo no sea el mejor contenido para leer. Asimismo, dejamos a la disposición de nuestrxs lectorxs las siguientes líneas de prevención al suicidio a nivel nacional. Pueden descargar este documento con toda la información.

La luz de un sol dominguero de octubre busca camino entre las hojas de los árboles de un humedal bogotano. En uno de ellos, cuelga la foto de un hombre joven. A sus pies troncosos, tres fotos más: el mismo joven abraza a un amigo y a su hermana, su cara repetida mira la cámara. Alrededor del árbol, sus amigues lo despiden con música suave, empanadas, cervezas y cartas que escriben para él. Ya se cumplen cinco días desde que su amigo se quitó la vida. Para honrarla, plantan allí otra: un árbol chicalá amarillo bebé. Sus flores se parecen al color de su pelo, aseguran algunes.

Tres meses después, una noche que se siente gélida en Bogotá empieza a calentarse con los cantos de la rueda bullerenguera que se reúne en el Parkway para despedir a otro amigue que se fue. Más de 50 personas se juntaron para su despedida esa noche. Los cantos replicados de hombres y mujeres se interrumpen con las sirenas de la Policía, empeñadas en acabar con ese duelo público que se acompaña a sí mismo con música, tambores, velas y un altar con flores. En el centro, fotos de la persona que vivió tantas aventuras con sus amigues antes de decidir partir. 

Hablar sobre suicidio nunca es sencillo. Hablar en medios sobre una decisión que es pública y privada a la vez es aún más difícil. Hay muchas maneras de abordarlo, así como posibilidades en las que ese abordaje puede ser equivocado. Revelar identidades, señalar culpables, reforzar estigmas y caer en la dramatización innecesaria son fallas comunes cuando intentamos cubrir este complejo problema de salud pública a nivel mundial. Ese que está lejos de ser una ‘pandemia silenciosa’: la problemática del suicidio ya estaba presente muchísimo antes que llegara esta pandemia.

Ese fue el nombre que el medio español El Mundo de España usó para referirse al suicidio en un artículo sobre el tema que se hizo muy viral. El medio afirma que en España está cobrando ‘más vidas de personas menores de 50 años que el coronavirus’. Fue la principal causa de muerte entre la juventud española, de 15 a 29 años.

Según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, de enero a diciembre de 2021 hubo al menos 2.595 casos de suicidios en Colombia. Esto quiere decir que por cada 10 homicidios en el país, ocurrieron aproximadamente 1,74 suicidios. Las víctimas de este problema de salud pública fueron mayoritariamente hombres: 2.101, frente a 494 mujeres. Es importante decir que Medicina Legal disgrega estos datos por sexo y no por género. No es posible saber cuántas personas disidentes de género se quitaron la vida en el país. 

Las cifras de 2021 revelan que la problemática de suicidio aumentó en Colombia un 9,07% frente a 2020, donde hubo un registro de 2.379 casos. Las ciudades que más registraron casos de suicidio durante el año pasado fueron Bogotá, Medellín y Cali con 337, 190, y 97 casos respectivamente. 

El dato que más llama la atención sobre los suicidios registrados el año pasado es el rango de edad: la mayoría de casos oscila entre los 20 y los 24 años. Durante esos meses, 369 jóvenes entre esas edades se quitaron la vida. Esto quiere decir que la víctima de suicido promedio en Colombia es un hombre joven, menor de 25 años. ¿Qué factores están influyendo en este aumento visible? ¿Por qué la mayoría de suicidios son cometidos por hombres jóvenes? 

En MANIFIESTA buscamos respuestas de la mano de voces expertas, para entender la complejidad de una decisión que tiene que ver con la autodeterminación, pero también con una serie de variables que involucran la salud mental y la afectación de las aspiraciones vitales de las personas, sobre todo entre los jóvenes colombianos.

Colombia no está preparada para atender los problemas en salud mental

Según el Boletín de Salud Mental Conducta Suicida del Ministerio de Salud de agosto de 2018, Los conflictos de pareja o expareja (41,1por ciento), los problemas económicos (11,5 por ciento), problemas escolares (6,2 por ciento) y el maltrato físico, psicológico o sexual (5,8 por ciento) son las principales causas de intentos de suicidio. Respecto a los diagnósticos de salud mental no tratados que pueden desencadenar intentos de suicidio en Colombia, el Boletín señala principalmente el trastorno depresivo (35,4 por ciento), seguido de otros trastornos psiquiátricos (9,9 por ciento) y del abuso de sustancias psicoactivas (6,1 por ciento).

El psicólogo José Manuel Hernández, quien hasta hace cuatro meses era coordinador de la línea de escucha para hombres, Calma, insiste en que nuestro país no tiene protocolos de atención para la salud mental de los hombres. “Un hombre que pide ayuda dice: ‘Tengo crisis de vacíos emocionales, afectivos o no sé qué hacer como hombre’. No sabemos cómo resolverlo porque no hay una ruta de atención para ellos”.

Por ejemplo, en Calma empezaron a llamar jóvenes con casos de suicidio inminente y la línea los remite al número de emergencias 123, cuenta él. “Era muy alta la demanda y eso estaba rebasando la capacidad de la línea, que además no tiene competencia para atender estos casos, sino para hacer acompañamiento”.

José Manuel argumenta que para poder atender un caso de suicidio se requiere abordarlo desde la psicología clínica. “Implica que tiene que haber un tratamiento y la Línea Calma tiene unos protocolos de acompañamientos psicosociales, pero no es de atención, sino de prevención”. Añade que si uno de esos hombres se suicida en línea se convierte en un problema jurídico grave para ellos. “Ahí hay un problema que no podemos resolver. La línea se dedicó a acompañar problemas emocionales y afectivos de los hombres: los miedos, la soledad, la tristeza. El conflicto consigo mismo, con su compañera… pero violencias de hecho no se atienden”. 

Julián Moreno, psicólogo y máster en psicología clínica y salud de la Universidad de los Andes, considera que el problema va «Desde la formación de los profesionales en el país. En Colombia, los psicólogos recién graduados pueden atender problemas de salud mental y eso es un problema”. Para él, los programas profesionales de Colombia en psicología no brindan las competencias básicas para atender casos. Por ejemplo en Estados Unidos, referente en psicología clínica a nivel mundial, “Un psicólogo recién graduado no puede atender pacientes. La única persona que puede hacerlo es un doctor en psicología clínica”. Otro ejemplo es el de Reino Unido, donde “Garantizan una atención basada en evidencia científica y empírica que va a garantizar a largo plazo mejores resultados”.

“Lo que hemos visto en investigaciones epidemiológicas es que los hombres piden ayuda al final. Cuando ya está por consumarse el intento y la piden más al final por el estigma asociado”

Julián Moreno, psicólogo y máster en psicología clínica y salud de la Universidad de los Andes

De acuerdo con Julián, en Colombia a los psicólogos se les sigue entrenando en epistemología. Psicoanálisis, humanismo, corrientes filosóficas, y nada de esto es evidencia empírica. “Eso genera que nosotros no tengamos la formación adecuada a nivel general para que un psicólogo atienda las necesidades de un país”. En Colombia no existe un doctorado en psicología clínica. “La única que tiene un componente parecido al doctorado es la maestría de los Andes. Es decir, la élite de la élite”. 

El problema no para ahí, porque las instituciones contratan normalmente profesionales recién graduados. “Ellos no saben qué es lo que hay que hacer». Julián explica que hay muchos lugares donde el entrenamiento es apenas de dos horas, «Cuando lo que se exige son 1.200 horas de práctica supervisada para poder atender”.  Hace cinco años, cuando Julián acompañó una de las líneas de emergencia en Bogotá, se dio cuenta de que solo tenían dos ambulancias para emergencias en salud mental para una ciudad con más de siete millones de habitantes. Esto sumado a que cada persona que trabaja en la línea 123 atiende muchos casos, y lo más grave: “A veces quienes atienden las emergencias en salud mental son policías bachilleres”.

En mayo de 2020, el viceministro de Salud Pública, Luis Alexander Osorio declaró que, a dos meses del inicio del confinamiento, las llamadas a las líneas de atención en salud mental aumentaron. “Las líneas territoriales de salud mental han mostrado un aumento en las consultas hasta del 30 por ciento durante la pandemia del covid-19. Siendo la depresión, ansiedad y violencias los motivos de consulta más frecuentes”. Una nota de Revista Semana de julio de ese mismo año explica que la Línea de Atención 192 en salud mental había recibido 7.169 llamadas durante esos primeros meses de confinamiento. “El 32 por ciento de las peticiones fueron por síntomas de depresión y ansiedad en Bogotá y en los departamentos de Antioquia, Cundinamarca y Atlántico”.

Ciudades con más suicidios en 2021 en Colombia

No obstante, el número de llamadas atendidas no es indicador de la efectividad de una línea. “Eso no dice absolutamente nada sobre si hacen o no un buen trabajo”, comenta Julián. Sin embargo, asegura que sí indica el número de personas que llaman. Las líneas no estaban preparadas para ese aumento que inició desde el confinamiento de 2020.

En su experiencia, muchas veces cuando los hombres piden ayuda a tiempo son revictimizados. “Les dicen que tienen que ser fuertes, que tienen que resistir. En algunos intentos de suicidio, cuando llega la Policía, los bomberos, la defensa Civil, los detienen y les dicen que dejen de ser bobos. Eso solo empeora el problema de salud mental que pueda tener ese hombre”. Lo anterior puede ser una causa por la que los hombres piden menos ayuda que las mujeres. “Lo que hemos visto en investigaciones epidemiológicas es que los hombres piden ayuda al final, cuando ya está por consumarse el intento y la piden más al final por el estigma asociado”.

Los hombres también son víctimas del sistema patriarcal

«Muy pocos hombres toman veneno o se cortan las venas. Esa posibilidad es pedir auxilio, los hombres no suelen pedir ayuda».

José Manuel Hernández, ex coordinador de la Línea Calma.

De acuerdo a su experiencia, José Manuel expone tres razones principales que podrían explicar por qué los hombres jóvenes colombianos se están quitando la vida. Primero, dice él, los jóvenes consideran que el suicidio es una salida válida ante los problemas. Segundo: están acudiendo a otros hombres jóvenes que tienen la misma percepción y son ellos quienes los están aconsejando. La tercera razón, expone el psicólogo, es que los hombres son más radicales para resolver sus problemas. 

“Nosotros queremos resolver el problema de raíz. Por eso los métodos de suicidio de los hombres son más letales y violentos: se tiran de un lugar, se pegan un tiro o se ahorcan. Muy pocos hombres toman veneno o se cortan las venas. Esa posibilidad es pedir auxilio, los hombres no suelen pedir ayuda”.

¿Y en qué consisten los problemas y de les jóvenes? Un estudio de percepción de 2020 hecho por la Universidad del Rosario, Cifras y Conceptos y la casa editorial El Tiempo, muestra que el 31 por ciento de ellxs considera que su mayor problema es la situación económica, seguida del desempleo con un 19 por ciento. De acuerdo con cifras de Medicina Legal, en 2021 cerca del 35 por ciento de las víctimas de suicidio fueron personas entre los 20 y los 34 años.

Para Julián las explicaciones de José Manuel pueden ser acertadas, y concuerda en que los hombres pueden ser más violentos con ellos mismos. Este realizó una investigación con el Laboratorio de Psicología Clínica, durante los primeros meses de confinamiento por la pandemia, que aún no se publica. Durante ese tiempo encontró junto a su equipo que quienes habían pensado en el suicidio como una opción eran principalmente los hombres. No obstante, “Estos datos hay que tomarlos con cuidado porque tenemos unos datos de mayores intenciones de suicidio no letales en mujeres y menores intentos en hombres, pero más letales. Son más efectivos”.

Por su parte la psicóloga social y clínica María Elisa Dávila, explica uno de los factores que, según ella, podría incidir en que los hombres se estén quitando la vida: la incapacidad y dificultad que tienen muchos para expresar sus emociones. “La expresión emocional está atravesada por el género y las identidades. Hay unas emociones que están muy estigmatizadas en los hombres y ellos han sido socializados de esa manera por la asignación de sexo y género que se da al momento de nacer”. 

En su experiencia atendiendo pacientes, ha identificado que algunos hombres tienen la dificultad de diferenciar la rabia violenta de una rabia justificada. “Por el sistema patriarcal en el que estamos, es común que los hombres tengan respuestas violentas no solo hacia otras mujeres, sino hacia otras personas. La rabia es de esas emociones que los hombres no saben cómo manejar”. Esto, dice ella, sumado a que emociones como la tristeza se asocian culturalmente a lo femenino y a la debilidad, por lo que muchos jóvenes y hombres en general no se permiten sentir ni expresarla.

«La expresión emocional está atravesada por el género y las identidades. Hay unas emociones que están muy estigmatizadas en los hombres y ellos han sido socializados de esa manera por la asignación de sexo y género que se da al momento de nacer».

María Elisa Dávila, psicóloga social y clínica.

José Manuel argumenta por la misma línea de María Elisa. Para él los roles de género también tienen una incidencia en el comportamiento que tienen los hombres hacia la vida. “Esos roles de género lo que han enseñado es que los hombres vamos para adelante sin freno. No le tenemos miedo ni a la muerte y si tenemos que encontrar una salida, va a ser una salida radical”. El psicólogo ha identificado una creencia entre sus pacientes, en la que ‘se necesita ser un hombre para quitarse la vida’. “Dicen: ‘Cualquiera no se va a quitar la vida, tiene que ser un verdadero hombre porque no somos cobardes’. Eso hace parte de este sistema patriarcal y de género”. 

Histórica y culturalmente, la violencia también se ha asociado a los hombres, y eso también tiene consecuencias tangibles en sus vidas, explica él. “Por ejemplo: un hombre asesinó a alguien y mucha gente sale a decir: ‘es que hombre tenía que ser’, ‘es que los hombres son así’. Lo que se ve es que cuando un hombre se suicida, es un hombre menos que no le importa a la sociedad”, asegura José Manuel.

El Instituto para el Desarrollo de Masculinidades Anti Hegemónicas, ‘De machos a hombres’  argumenta que los roles rígidos de esa masculinidad limitan a los hombres en la forma en la que expresan emociones y sentimientos. Lo anterior deriva en un descuido de su salud mental. De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la salud (OPS) de 2020, el 79 por ciento de los suicidios en América Latina ocurrieron en población masculina (Colombia está dos puntos arriba de la media). El suicidio fue la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en la región. 

“Al principio de la pandemia no teníamos información clara de por qué en Latinoamérica especialmente estaban aumentando estos datos», cuenta Julián. «Una de las conclusiones a las que llegamos desde el lado empírico fue: hay algo asociado a factores culturales y factores asociados a género”. Con su equipo introdujeron una nueva variable en la investigación: roles asociados al género. “Había evidencia en otros países que mostraba que los hombres machistas o con comportamientos asociados al machismo, eran más susceptibles de experimentar ciertas reacciones emocionales cuando perdían parte de su rol en casa o en su ambiente”. Asegura que, en parte, eso es lo que pasa en Colombia: hombres que pierden sus empleos y por ende su rol de proveedor en la casa. 

En la investigación sobre Colombia, encontraron que el problema con las reacciones emocionales empieza a bajar después de los 35 años. Este dato coincide con la disminución de suicidios entre hombres luego de los 34 años en 2021. No obstante, en diciembre las personas jóvenes que más se quitaron la vida, según Medicina Legal, fueron jóvenes de 20 a 39 años. 

Con una pandemia que aún está lejos de terminar, queda la pregunta sobre cómo va a seguir impactando en la salud mental de la población colombiana. Sobre todo es importante preguntarnos qué acciones adicionales van a tomar las entidades correspondientes para mitigar el aumento de un problema que está cobrando la vida de jóvenes que no están accediendo a herramientas para poder lidiar con los problemas de salud mental, ni con la carga violenta que les impone un sistema patriarcal. Como dice José Manuel: «El suicidio no es una opción para la humanidad. La historia hay que seguirla escribiendo». Nunca está mal aceptar que necesitas ayuda profesional.

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Si estás leyendo este artículo y eres un hombre mayor de 18 años que ha tenido problemas con sus emociones, y su salud mental puedes acudir a Calma. Este es el número de la Línea: 018000423614. Además de llamar, la Línea ahora ofrece atención presencial, círculos para encuentros de hombres y extensión en sus horarios de lunes a viernes (8 p. m. a 10:30 p. m.). sábados (2 p. m. a 10:30 p. m.) y domingos (2 a 10:30 p. m.).

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